Empezar a practicar respeto, cortesía, consideración e interés hacia las personas de nuestro alrededor. Esto nos incluye a nosotros mismos. Mejorar la comunicación y el diálogo empezando con nuestra pareja.
Leer y apreciar buenos libros. Escuchar la música que nos gusta. Volver a ver películas que nos gustaron antaño. Visitar museos, muestras y exposiciones de lo que nos interesa.
Comprobar que tenemos una mente inquisitiva. Considerarnos personas competentes en nuestro campo de actividad o intereses, y comprobarlo en situaciones corrientes. Destinar un tiempo para ponernos al día, investigar y aprender algo que nos interesa y reconocer que lo que estamos haciendo es beneficioso.
Participar en actividades culturales o cursos de puesta al día o formación. Estar abiertos a la búsqueda individual y conjunta de alternativas que podamos comprobar y consensuar en cualquier contexto en que existan diferencias o dificultades individuales o compartidas.
Respetar el derecho de cada uno a tener pensamientos, puntos de vista y convicciones distintos de los nuestros, y aceptar que, en cualquier caso, podemos aprender de ellos. Colaborar con los demás en encontrar soluciones satisfactorias para ambos en los problemas que surjan en nuestras relaciones. Evitar hacer comparaciones entre el comportamiento de uno y de otro. Cada uno es lo que es, y lo que es depende de un conjunto de situaciones propias de su entorno, su educación y, en general, de su historial individual.
Evitar generalizar en las evaluaciones de situaciones y comportamientos: «Siempre estás haciendo o diciendo esto o aquello». Estas generalizaciones a menudo son negativas y no ayudan a crear relaciones que funcionen. Dejar espacio para que cada uno tenga la libertad psicológica de ser uno mismo en cuanto persona. Nunca podemos ser como los demás aunque queramos. Sin embargo, podemos aprender de sus comportamientos si nos interesa hacerlo.
Expresar eventuales desacuerdos con consideración y respeto para no dar lugar a enfrentamientos emocionales. Perdonar y proponerse olvidar altercados o desavenencias que interfieran en nuestras relaciones y en nuestro bienestar. Apegarse a ellos nos hace sentir resentidos, y por lo tanto bloquea la comunicación mutua. Hablar de lo que es la autoestima para contribuir a realzarla en nosotros mismos y en el resto de la familia. Podemos servir de ejemplo con nuestras actitudes y comportamiento.
Organizar contextos lúdicos y diversiones que nos ayuden a sentirnos cómodos y unidos con los demás. Crear espacios en que todos puedan compartir y expresar sus puntos de vista. Todos podemos aprender de los demás y ellos de nosotros.
Darnos el permiso de expresar sentimientos de aprecio, amor, estima, admiración, afecto, etc., sin temor a ser mal entendidos ni rechazados. Darnos cuenta de lo que los demás esperan de nosotros y decidir voluntariamente lo que queremos hacer al respecto. Tener objetivos concretos y lo más claros posible sobre cómo podemos contribuir a mejorar nuestras relaciones en nuestro entorno familiar y social.
Reconocer, reforzar y apoyar los esfuerzos de nuestros hijos, nietos o amigos para la consecución de sus objetivos y metas. Fijarnos en las facetas divertidas de las distintas situaciones en que nos encontremos. Esto contribuye a realzar nuestro sentido del humor.
Sentirnos personalmente involucrados y satisfechos en el éxito de cada miembro de la familia, y reconocer la parte de apoyo, ayuda, refuerzo, etc. con que hemos contribuido a hacerlo posible. Hablar de temas que nos interesan aunque no estén relacionados con nuestra actividad, intereses o afectos.
Tratar temas de común interés desde la perspectiva de que, como familia, somos un equipo y de que ayudándonos mutuamente, realzamos el equipo en su conjunto.Buscar la comprensión de lo que tratamos, además de la simple información. Si no entendemos un tema, preguntemos o busquemos más información disponible.
Si es posible repitan lo que han hecho enfocando su atención en que se sienten bien haciéndolo; aprovechen para alabarse a sí mismos y para reforzar su motivación a actuar para conseguir en su vida nuevos resultados positivos. Recuerden que comprobar la consecución de resultados positivos y ser conscientes de ello, es un factor multiplicador muy importante.
Una vez empecemos a actuar, veremos como cada día nos será más fácil encontrar nuevas ocasiones y acciones en que podamos conseguir nuestro bienestar mental, físico y emocional.
