;
LinkedIn YouTube
Cabecera El Jubilado Feliz

Después de los 50

Hace treinta y cinco años, cuando cumplí los 50, escribí un inventario sobre lo que había conseguido en mi vida hasta la fecha…

Leyendo lo que había escrito descubrí que tenía conocimientos, título universitario, un buen empleo, una mujer muy especial, tres hijos emprendedores y una bonita casa. Sin embargo, no estaba contento. Pensaba que había muchas cosas que no funcionaban en mis relaciones familiares, sociales y de trabajo y me di cuenta de que tenía un concepto de mí mismo que no me satisfacía.

No tardé mucho en tomar la decisión de que, pasara lo que pasara, iba a  explorar posibilidades y alternativas en mi vida que me permitieran sentirme mejor conmigo mismo.

Como primer paso me inscribí en La Universidad de la Felicidad en Oregón, EEUU. Allí me di cuenta de lo mucho que podía hacer para estar más contento conmigo mismo y con los demás. Aprendí que seamos lo que seamos y hagamos lo que hagamos todas las personas tenemos  “El derecho a sentirnos bien” y la posibilidad de cambiar lo que no funciona en nuestras vidas.

Durante el curso,  me comprometí a  mejorar mi  propia autoestima desde la perspectiva de que yo tenía el  derecho a sentirme bien y que los demás lo tenían también y que, actuando en grupo, podíamos ayudarnos mutuamente a hacerlo realidad. Estar más contento me permitió abrirme a explorar nuevos caminos para aprender a sentirme mejor de forma continua.

Recuerdo una frase que me ayudó mucho a tomar mis decisiones y a asumir mi propia responsabilidad para cambiar lo que no me gustaba: “Si piensas que puedes, puedes. Si piensas que no puedes, tienes razón ya que no haces nada o no suficiente para conseguirlo”. Me di cuenta de que efectivamente esto era lo que me pasaba cuando pensaba que ser feliz era demasiado dificil.

También aprendí que podía fijarme en simples detalles de mi vida de todos los días para ayudarme a cambiar lo que veía que no me funcionaba como quería.

Poco a poco, fui descubriendo como los pequeños cambios podían modificar hábitos y costumbres que  me habían impedido que me sintiera realmente a gusto con mi propia vida. Aprendí los beneficios de perdonar y agradecer. Descubrí el placer de reír, sonreír, bailar y cantar.

Basada en mis propios aprendizajes, en los resultados que conseguí y en los testimonios y sugerencias de otras personas que los compartieron conmigo, estuvo la  búsqueda del sentirme bien como un derecho y  escribí un libro justamente sobre  “El derecho a sentirse bien”. Recientemente lo he complementado con otro libro “Bocaditos de sabiduría para sentirnos bien” en formato de bolsillo para ayudarnos a reflexionar y reforzarnos a nosotros mismos en cualquier momento que nos apetezca.

A lo largo del proceso, me animé a investigar también sobre más  posibilidades y prácticas de apoyo para ayudar a mejorar su propia realidad diaria a  personas dedicadas a marcar una diferencia con su labor de ayuda mutua. Esto me animó a escribir varios libros para educadores- padres, profesores y abuelos-, para personas jubiladas y voluntarios y para enfermeras.

Recientemente, al cumplir mis 85 años, he vuelto a escribir mi inventario y me encantó darme cuenta del cambio que he conseguido en mi mismo desde la reflexión de mi 50 cumpleaños. También me encantó la idea de haber podido contribuir de alguna forma al bienestar y al éxito en su trabajo de ayuda de muchas personas que estimo y admiro.

Para celebrarlo, junto con mi familia y algunos de mis amigos y colaboradores, nos sonreímos, nos reímos, bailamos, cantamos y lo celebramos sintiéndonos bien y dándonos mutuamente un gran abrazo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>