De nuevo me he acercado a pasar unas horas con mi amigo de la infancia, retirado lejos del mundanal ruido. Nos reconforta a ambos. Pasamos revista a temas de lo más variado, desde la tranquilidad y sosiego que da el entorno en el que habita.
El año pasado no lo hicimos, así que repasamos los acontecimientos de los dos últimos. Perecía que habían pasado veinte. ¡Y hay que ver la cantidad de ellos que se han producido!…
La Iglesia tiene nuevo Pontícife. Coincidíamos en que el Papa FRANCISCO, según sus primeras actuaciones, viene a cerrar un trío de “Papas para la Historia”: el primero, JUAN XXIII y su “rompedor” Concilio Vaticano II. A continuación, JUAN PABLO II y su nuevo modo de comunicación/aproximación al Mundo mundial. Como una mezcla de ambos, aparece la figura de FRANCISCO, con impresionantes modos de entender (para bien) el importantísimo papel que desempeña…
Por cierto, que hablando de Iglesia, me informó mi amigo de algo realmente sorprendente y es que, a día de hoy, ya son más en número los Curas de color que los de raza blanca. Para meditar y considerar.
Otro importante cambio acontecido es el del Gobierno. Aunque también ambos coincidimos en dudar de que realmente se hubiera producido. El paro sigue aumentando, la deuda también, el aborto no se deroga, los nacimientos siguen bajando, la corrupción campa por sus anchas, los Juzgados se llenan de demandas, las cárceles también…Lamentablemente, nos acordamos de la histórica frase de JULIO IGLESIAS: “la vida sigue igual”…
La familia Real también fue objeto de reflexión. Y ante el cúmulo de escandolosos hechos acontecidos en su entorno, no pudimos por menos que coincidir con la reciente máxima del cardenal ROUCO: “lo único que actualmente se puede hacer por la Familia Real es rezar por ella”. Tremendo…
Acabamos nuestra agradable tarde repasando la actualidad de la Educación. Recordando nuestros inolvidables años con los MARISTAS, de cómo había entonces muchos alumnos becados, sin problemas. Y ahora que la mayoría de los Colegios están subvencionados (“concertados”), no hay más que problemas. ¡No hay quien lo entienda!…
Unos deliciosos pasteles y un más que agradable licorcillo (todo de la casa), nos sirvió para terminar la velada. Con un fuerte y sentido abrazo, nos despedimos hasta el próximo año (si Dios quiere).
Hicimos votos porque la vida no siguiera igual…
