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Dislexia mental


España siempre, históricamente, ha sido tierra de inventos retóricos  gramaticales que han pasado a los libros de la Historia. Ahora y a través de variadas y variopintas declaraciones judiciales, de nuevo se está forjando otro nuevo que va a incorporarse a los manuales de la parapsicología: lo que podría denominarse como DISLEXIA MENTAL.

La traca la ha abierto la ínclita responsable de la andaluza empresa de capital-riesgo INVERCARIA , LAURA GÓMIZ. Aduce en su primera (de momento) comparecencia ante un Juez que las grabaciones aportadas “sí corresponden a su voz, pero no a sus pensamientos”. ¡Toma ya!.

La mencionada LAURA debe  pertenecer a esa escuela surrealista que puso hace ya mucho tiempo en circulación el chistecito de aquél marido pillado por su mujer “in fraganti” en la cama con otra y le contesta: “no es lo que parece, querida”…

Unos kilómetros más al norte, también el empresario transportista  OROZCO (amiguete desde  la infancia de PEPIÑO BLANCO) dice que “no recuerda nada”  de cuanto en   comprometedoras cintas grabadas por orden judicial se le oye decir en relación a su amigo del alma.

Como digo, se está extendiendo cual mancha de aceite éste nuevo estilo de “no recordar nada” de lo dicho (ó hecho) o/y que no quiso decir lo que parecía decir…

Bajo ésta surrealista manera de declarar, RAJOY por ejemplo, podrá aducir que no quiso decir que no iba a subir los impuestos, aunque literalmente dijera lo contrario. O que ELENA SALGADO no “pensaba” en que el déficit era del 6%, sino del 8,5%…

Ahora que está tan en boga el abaratamiento del despido, puede abrirse una nueva puerta y encontrarnos con que el  Jefe nos dijera algo así: “no me acuerdo de haberle contratado”. Y problema resuelto (para él).

De seguir  por ese camino, el peligro puede ser brutal. Por ejemplo, podrá aducirse en casos de separación matrimonial un  “no me acuerdo de haber dado el SÏ”, o peor aún: en los casos de facturas pendientes de pago, un “no me acuerdo de haberlo encargado o comprado” y se acabó la deuda.

Retorciendo al máximo el kafkiano planteamiento, también podría llegar a darse el caso de que el Banco nos dijera cuando pretendiéramos sacar dinero de nuestra cuenta: “no me acuerdo de que hubiera ingresado”.

O que el hombre del tiempo al pronosticar llegara a decir que va a llover estando pensando que viene una terrible sequía.

Y así, hasta el infinito…

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