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Cabecera La Hora de la familia

El banquillo


Hubo un tiempo en que el sentarse en un banquillo (de acusados) era algo inusual, excepcional y “reservados”  sólo a unos pocos. En los tiempos que corren va a acabar en el banquillo hasta el apuntador…

Hay banquillos y banquillos. Uno que muchos desearían ocupar es el del Real Madrid. Actualmente lo ocupa un personaje llamativo, incendiario diría yo. El tal Mourinho en cuanto abre la boca la arma. Parece no tener remedio. De momento le salvan los resultados, pero en cuanto se tuerza un poco la cosa, no sé no sé…

En la acera de enfrente, al banquillo del Atlético de mis amores  se le denomina “la silla eléctrica”, porque todos los que se sientan en él acaban quemados. Aunque me parece que ha llegado uno que tiene la piel más que curtida. No creo que se abrase tan fácilmente. Veremos… (¡ánimo Cholo!).

Luego están los “bancazos”. Que históricamente sirven para que se forren los que se sientan en ellos. Como últimos indecentes casos, Fernando Luzón del Santander (compañero de Alfredo Saenz, otro que sabe lo que es sentarse en un banquillo),  que se jubila con ¡cincuenta y seis millones de euros! y Rodrigo Rato, en Bankia,  con un sueldecillo de 2,4 millones al año. Pobrecillos, dan pena…

Volviendo a los judiciales, asistimos a esperpénticos espectáculos  como el de ver sentados a nada menos que un Juez de la Audiencia Nacional,un  ex Ministro, dos ex Presidentes  de Comunidad… Ya lo de ex Alcaldes, Concejales , Diputados y Directores Generales ni se cotiza.

Y casi seguro que próximamente podríamos llegar a ver hasta a alguien de la mismísima familia real . Supongo que para éste último caso se fabricará un nuevo modelo en terciopelo y coronado. Las formas son las formas…

Y encima el Ministro Montoro anuncia que se puede aprobar una Ley para ampliar el espectro. La “sentada total”, vamos. ¡Tremendo!…

Coincido con Carmen Chacón (en el fuero, no en el huevo):“algo
está fallando”. Se suele decir que  son las consecuencias del Estado de Derecho. Más bien habría que convenir en que lo son del  “Estado torcido”…

Por mi parte, también tengo mi banquito. El de abajo de casa, en el parque,  en el que paso los ratos más deliciosos que se pueden vivir viendo jugar a  mis nietas.

¡No lo cambio por ninguno!…

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