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Cabecera La Hora de la familia

Mis abuelitos

Dicen que sois mi abuelito y mi abuelita, pero ¿por qué llamaros así si mis padres os llaman “papi” y “mami”. ¡Yo también quiero llamaros así!.

¿Cuál es la diferencia?. Vosotros también me queréis mucho, también me cuidais, también me mimáis, también me protegéis, también me enseñáis y también me corregís. Eso sí: esto último sin chillarme nunca.

A veces os hago travesuras, pero vuestra paciencia es muy grande. Otras veces, aprovechándome de vuestra bondad, os pido y exijo cosas que no les pediría a papá y mamá, pero que se que me las daréis porque me consentís más que ellos.

¿Por qué Dios os hizo padres dos veces si con una era suficiente?. Creo que es porque vuestro amor y cariño son tan grandes que no cabían en un solo papá y en una sola mamá.

Se que las arrugas que lleváis en la frente es por las tantas veces que fruncís el ceño pensando en mí, evocándome en vuestro pensamiento.

Sé que las manitas con las que me acariciáis tan suavemente están cansadas porque trabajasteis mucho y duro para darme a mí, vuestra nietecita, un mejor futuro.

Sé que teneis muchas esperanzas en mí.

Sé que pensáis continuamente en mi bienestar y deseáis verme siempre feliz.

Sé que me veis como vuestra propia hija, a pesar de que tenga a mamá y esa sí es vuestra hija.

Pero sé que cada vez que me mirais a los ojos y yo me puedo ver en ellos, vuestras mentes se llenan de recuerdos, de satisfacciones y de sueños. Recuerdos de la niñez de mi madre, cuando os estrenasteis como papá y mamá.

Se os nota en la mirada la satisfacción de ver los frutos de vuestra cosecha. Difícil fue la cosecha (con la crianza de vuestros hijos), pero hermosos sus frutos, (vuestros hijos y los hijos de vuestros hijos).

Y también los sueños. Porque mi padre y mi madre han comenzado su cosecha, como la comenzaré yo algún día. Y vuestro mayor anhelo es vernos felices cosechando, ya lo sé.
¡Qué ojos más bonitos tenéis cuando me veo reflejada en ellos!.

Abuelito, abuelita, que sigáis llenando de alegría y cariño mi vida. No puedo más que repetir las palabras que a diario me decís: “¡Os quiero mucho!”.

Recordarlo siempre y aunque sea pequeñita, agradezco mucho todo lo que hacéis por mí…

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