A menudo no sabemos como actuar pero deseamos hacerlo lo mejor posible. El sentido de culpa propia y ajena deriva a menudo del no aceptar que se tiene esta motivación positiva y del hecho de no buscarla en nosotros mismos y en los demás.
Buscar las motivaciones positivas detrás de nuestras acciones y de los demás fue un descubrimiento que nos emocionó a todos y que nos abrió a una forma distinta de relacionarnos. Nos hizo comprobar que todos teníamos el deseo de hacer las cosas bien y la posibilidad de aprender, crecer y crear contextos positivos en cualquier momento de nuestra vida y en nuestras relaciones. Todos queríamos sentirnos bien los unos con los otros y aceptamos que sentirnos mal por lo que podíamos haber hecho, a menudo sin querer no nos ayudaba a conseguirlo.
Salir de la dinámica de la culpa o del resentimiento para buscar la motivación positiva detrás de las acciones propias y ajenas fue uno de los detonadores más eficaces que aprendí en esta ocasión.
Me di cuenta que para defender la paz es importante aceptar esta posibilidad. Nos permite aceptar a los demás y a nosotros mismos como personas. A su vez, esto nos ayuda a ahorrar energías creadoras en nuestras relaciones de pareja, familiares y sociales.
Aplicándolo en mi vida diaria yo fui adquiriendo más seguridad en mi mismo y en mis relaciones. Me ayudó a aceptar a los demás con su propia forma de ser distinta pero tan valida como la mía. A su vez me permitió conseguir mejores relaciones con menos esfuerzos y sufrimientos.
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