En estos días de tristeza por el terremoto ocurrido en el centro de Italia que ha causado el sufrimiento de cientos de personas y familias que podrían ser mi familia, he de decir que me he sentido muy cerca de todos ellos y de las situaciones trágicas que están pasando.
En julio estuve en Lecce en el sur de Italia, y conviví algunos días con una familia encantadora de la zona, Los Pugliese; también conecto a menudo con personas de mi familia romana o piamontesa en sus vivencias y pienso en los lazos que tengo con ellos; y comparto experiencias con mis amigos españoles a los cuales tengo mucho cariño desde hace un sinfín de años. Y con todos, he comprobado que no se trata de que las personas sean italianas, españolas o de otras nacionalidades para que me sienta uno de ellos.
Después de cumplir los ochenta me estoy dando cuenta de que cada día me siento más unido a todas las personas desde un punto de vista muy profundo: el del cariño.
Así es como me siento ahora con mis compatriotas italianos que están viviendo unos momentos terribles. Les deseo que recuperen su bienestar y les acompaño con todo mi corazón.