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Cabecera El Jubilado Feliz

Malú: entre té y chocolate

Una mañana en el Mercado Municipal de Denia, nos fijamos en una pequeña tienda que vendía té, café y chocolates que regentaba una simpática señora rubia que nos atendió con mucho cariño.

El nombre de la tienda ”Cositas de Malú” nos gustó lo mismo que los varios tipos de chocolate negro que Malú nos invitó a degustar junto a una tacita de té caliente.

Mientras tomábamos el té, una mezcla de té negro y azahar, ella nos contaba cómo había llegado hasta allí, en un pasillo del Mercat de Denia.

Antes trabajaba en una mutua de accidentes laborales. Su jefe le exigía cada vez más trabajo y ella se sentía explotada. Había empezado a sufrir ataques de ansiedad y terminó en el hospital con síndrome de fatiga crónica, fibromialgia.

Consiguió la baja en su trabajo y decidió que tenía que rehacer su vida. Tenía que hacer algo distinto y motivador.  Empezó con la práctica del ikebana, el arte japonés de arreglo floral, que le fue de maravilla.  ”Me ayudó a relajarme y a ver las cosas de forma distinta”. Empezó a meditar. Esto también la ayudó para salir a flote. Dejó los medicamentos.

Nos contó que una mañana, cuando pasaba una temporada en Denia, subió al Montgo, una gran montaña detrás de la ciudad, y allí le vino la idea de venir a vivir a Denia.

Se le ocurrió alquilar un puesto en el Mercado Central. Se enteró de una concesión del ayuntamiento del puesto 55. Por casualidad, ella cumplía 55 años. ¡Casualidad!

Decidió empezar con el té ya que estaba enamorada del té inglés desde que había visitado Inglaterra años atrás.  Se puso a leer, estudiar e investigar sobre esta bebida. Luego vendría su interés por el café y el chocolate. en sus varias formas, orígenes y cualidades.

Era todo un reto y se sentía en continua evolución. Todo le hacía sentir como en un renacer.

Toda su familia le apoyó, sus hijos, sus padres, su marido, y se unieron para trabajar como un equipo. Sus hijos acogieron muy bien su nuevo estilo de vida. Su marido le ayudó con las redes sociales.

Nos dijo que le encantaba comprobar la calidad y la cantidad de nueva gente que acababa conociendo cada día.

Su objetivo es hacer feliz a la gente que viene a su tienda probando con ellos los tés, chocolates, café y exquisitos pasteles que ofrece a sus clientes. Compartir felicidad con pequeñas cosas es algo que la hace ilusión.

”¡No gano mucho, pero soy feliz!”

Todo lo que me estaba contando me llevó a regalarle uno de mis libritos de Bocaditos de sabiduría para sentirnos bien. Desde luego, ¡presentaba todas las características necesarias para ser una de mis lectoras!

Foto: Imagen extraída del Blog de Franco Voli

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