Sentirse bien con nosotros mismos y con los demás y decidir disfrutar de nuestros años de jubilados, es el tema de mi libro: ”El Jubilado Feliz”. Este libro sigue y complementa mi anterior obra ”Comunicación con nuestros padres mayores” y la sucesiva ”El arte de ser abuelos”.
Al acercarnos a la jubilación, nos interesa ir fijándonos en el hoy y gastar nuestras energías en hacer que este hoy sea lo mejor posible para nosotros y también para las personas que se relacionan con nosotros.
Pasado y futuro son puntos de referencia. Lo que hayamos hecho antes nos ha permitido aprender, experimentar y prepararnos para el ahora de hoy. Podemos aprender de ello pero no tiene por qué ser un peso sino una forma de disfrutar y crecer. Lo que aprendemos y el ahora de hoy nos preparan para el ahora de mañana. Se trata de utilizar el sentirse bien como un medio para realzar nuestra propia vida de relación con nosotros mismos y con los demás.
Todos podemos hacernos viejos. No hace falta ningún talento o habilidad especial. La idea, en este punto de nuestra vida, es no dejar que esto nos pase a nosotros. Queremos continuar creciendo y aprendiendo en nuestro presente y hacerlo de forma consciente. Con la jubilación se produce un cambio muy importante en nuestra vida y la forma como queremos que sea este cambio depende en gran parte de lo que decidamos nosotros. La vida es una secuela de cambios y aprendizajes continuos y cada uno puede definir lo que quiere cambiar en esta fase de su vida y buscar lo que puede hacer para conseguirlo.
En cualquier situación hay algo interesante y motivador que podemos hacer y aprender sin importar los años que tengamos. La experiencia y los conocimientos que hemos acumulado a lo largo de los años, en efecto nos ayudan a escoger lo que más nos puede motivar para llegar a sentirnos a gusto con nosotros mismos y con los demás.
Un elemento básico para sentirnos bien es crear una buena convivencia con la pareja. Con él o ella podemos compartir las distintas posibilidades de bienestar que se nos abren, y podemos darnos un apoyo y un cariño mutuos que son de enorme valor para que podamos disfrutar de nuestra realidad juntos.
Podemos aprender y practicar técnicas de comunicación positiva, escucha activa, lenguaje no verbal, «mensaje yo» y demás técnicas cuidando que lo negativo del pasado no interfiera en la interpretación del presente y en las decisiones para nuestra convivencia en el futuro.
También muy importante es dedicar tiempo y cariño a ayudar a otras personas más desfavorecidas para que se sientan bien y lo podemos hacer desde la consciencia de que, cuando lo hacemos, nos sentimos a gusto con ellos, con lo que hacemos y, sobre todo, con nosotros mismos. En la labor de voluntariado de ayuda a los demás, que las personas jubiladas podemos llevar a cabo, existen dos factores básicos:
- Ayudarles a ellos en lo que podamos.
- Ayudarnos a nosotros a sentirnos útiles y a sentirnos bien por lo que hagamos al respecto.
Cuando nos motivamos a actuar en este sentido, se nos abre una gran cantidad de posibilidades entre las cuales escoger lo que nos interesa hacer, como y cuando.
También es importante que tengamos en cuenta el cuidado de nuestra salud y lo podemos hacer de forma consciente con actuaciones concretas y accesibles en nuestro día a día. Por ejemplo podemos:
- Seguir una dieta equilibrada con alimentos que sean buenos para nuestra salud.
- Comer despacio masticando lentamente y salivando suficientemente.
- Seguir un programa regular de ejercicios físicos.
- Hacer un chequeo físico de forma periódica para prevenir las enfermedades.
- Informarse y tener objetivos claros sobre la propia condición física.
- Evitar tener tensiones emocionales en las relaciones o actividades familiares y sociales.
Recordemos que nosotros somos las personas más importantes de nuestra vida y necesitamos cuidarnos a tope para poder vivir nuestra jubilación durante muchos años y de la mejor forma posible.