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Cabecera El Jubilado Feliz

Un chocolatín como surtidor gratuito de sonrisas

Hace ya varios años, se me ocurrió darle un chocolatín al conductor del autobús que solía tomar casi todos los días en mi barrio. Era una persona con aspecto triste y nunca le había visto sonreír…

Empecé con darle los buenos días o las buenas tardes con voz de interés y hasta cariño y él me contestaba algunas veces pero sin llegar a sonreír.

Un día mientras buscaba mi ticket me encontré con un chocolatín que tenía en el bolsillo; era de una buena marca y a mí personalmente me encantaba. Le pregunté al conductor si lo quería y me contestó que ¡sí, gracias!, añadiéndole esta vez una sonrisa de sorpresa y de aprecio.

Volví a repetirlo más veces cuando me lo encontraba en el autobús y cada vez me daba las gracias con una sonrisa amistosa. Hasta me comentó lo buenos que eran mis chocolatines.

Extendí esta práctica a otros conductores de autobús con los mismos resultados.

Probé a hacer lo mismo con las cajeras del supermercado cerca de casa y a todas y todas las veces le sacaba un “muchísimas gracias” y una gran sonrisa; Además del placer del chocolate, se sentían especiales y alabadas por mi gesto.

Probé con los músicos del metro, al principio dándoles una moneda y un chocolatín. Por la moneda recibía un “gracias” de obligación y con el chocolatín recibía una sonrisa muy especial de sorpresa y agradecimiento.

Cuando les cuento a amigos o conocidos esta posibilidad de crear sonrisas en su entorno y les doy una chocolatina de prueba, me contestan ellos mismos con una gran sonrisa. Algunos hacen la prueba y, comprobando los resultados, se motivan a repetirlo.

Todo esto requería, de mi parte, tener un buen suministro de chocolatines de buena calidad y con su envoltorio de colores estéticos y brillantes. Al principio me costó bastante.

Un día, sin embargo, descubrí que en el hipermercado de mi barrio hacían  unas ofertas de “todo a un Euro” y que entre lo que ofrecían habían también cajas de chocolatines de una buena marca que no habían tenido suficiente salida en las fábricas por la razón que fuera. Eran cajas de 8 o diez piezas y muy gustosos.

Actualmente, estoy comprando cada año hasta 1500 o 1600 chocolatines así que, en mi actuación motivadora de sonrisas, no tengo que gastarme mucho .

Si lo probáis, podéis ver lo bonito que es crear sonrisas en vuestro entorno y ayudar los demás a hacerlo también.

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