Hace más de 20 años, una amiga de California me envió un articulo sobre el maestro Budista Thich Nhat Hanh con la información que iba a tener un retiro de 28 días en su Sede de Burdeos. Era reservado a psicoterapeutas y tenía un coste muy reducido.
Erudito y poeta, infatigable defensor de la paz, se trataba de una de las personalidades más reconocidas del budismo y de mayor arraigo en el mundo occidental. La prensa le ha considerado junto al Dalai Lama, Gandhi y Nehru como héroes asiáticos esenciales en la transmisión de la tradición espiritual oriental adaptada a un mundo moderno y a un Occidente fuertemente secularizado.
En aquella época no dudé en inscribirme al retiro y, junto con otros 90 psicoterapeutas de varios países, disfruté de meditaciones, paseos en el campo y de las enseñanzas del maestro sobre la filosofía budista que, entre todos pudimos comparar con nuestras propias teorías y técnicas occidentales.
Thich Nhat Hanh enseña desde años que, a través de la plena consciencia las personas podemos aprender a vivir felices en el momento presente, en lugar de perdernos en recuerdos del pasado o en las incertidumbres del futuro. Vivir en el momento presente, de acuerdo con el maestro, constituye el único camino verdadero para encontrar la paz y la felicidad en uno mismo y en el mundo.
Hace unos días me enteré que el maestro iba a visitar Madrid y Barcelona desde el 27 de abril al 10 de mayo del 2014 con su programa “El arte de vivir despierto”, para meditar junto a los practicantes y ofrecer charlas públicas.
Recordando la bella experiencia vivida en su tiempo en Burdeos, me apunté y me encantó volver a disfrutar de su sabiduría y de unas meditaciones dirigidas por él.
El maestro habló de la conexión que existe entre el sufrimiento y la felicidad. Todos podemos crear felicidad comprendiendo nuestro propio sufrimiento.
Mindfullness es la forma de vivir el momento presente de forma plena y consciente y todos tenemos una cita con nuestra vida justo ahora para vivirla al 100% .Es una fuente de gozo y de felicidad. Es una fuente de energía que podemos aprovechar respirando y paseándonos en meditación.
Con la meditación inspiramos desde la consciencia del espacio que tenemos en el corazón y expiramos sintiendo que tenemos la libertad de abrirnos a querernos, a querer a los demás y a nuestro entorno. La felicidad es la comprensión de nuestro propio amor y nos rinde libres y la libertad es una condición esencial de nuestra felicidad.
Cuando la mente y el cuerpo están conectados, me encuentro en el aquí y el ahora y me abro a los milagros en unas citas con el cielo, con los arboles, la mar y los pajaros.
Una respiración profunda de dos o tres segundos me ayuda a descubrir que tengo un cuerpo, que este es un milagro y que ser vivo es un milagro.
Comenzamos tomando conciencia de la respiración. Dedicamos tiempo a poner atención a cómo respiramos, cómo entra el aire, cómo desciende.
También sugirió que hagamos un ejercicio de conciencia plena cada día. Por ejemplo, a la hora de comer, prestamos atención a cada alimento o, si estamos con alguien, ponemos toda la atención en él o a ella, sin irnos a otro tipo de pensamientos.
Me sentí muy bien después de volver a escuchar a Thich Nhat Hanh. Durante años había leido varias de sus obras con las cuales, Thich Nhat Hanh había estado difundiendo sus enseñanzas en Europa, los Estados Unidos y el Sudeste Asiático.
Según él, la mejor forma para aprender mindfulness, así como para aprender a meditar, es contar con un buen maestro y recomiendo a todos los que puedan que le escuchen o lean algunas de sus obras y se abran a seguir sus sugerencias y consejos en sus propias vidas. Reconozco que para mi fué algo muy importante.