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Cabecera El Jubilado Feliz

Jubilarse del trabajo, no de la vida

La palabra ”jubilado” tiene la misma raíz de ”júbilo”, que significa ”disfrute”. Esto nos permite reflexionar y ser conscientes de que las personas jubiladas y las personas mayores en general, podemos disfrutar los años que nos quedan de vida, sean muchos o pocos.

Según las previsiones actuales, después de la jubilación podemos seguir viviendo, en nuestra sociedad actual, unos 20 ó 30 años más. De ahí la importancia de examinar lo que podemos hacer para crear las bases, desde este momento, de una vida lo más activa, placentera, interesante y eficaz posible.

Hay personas mayores de más de setenta años que se sienten jóvenes, ya que siguen plenamente activas en lo que les gusta hacer; y hay jubilados y prejubilados de cincuenta años, y aun más jóvenes, que se sienten inútiles porque ya no trabajan y no ganan un sueldo. Han dedicado su vida a trabajar y no saben cómo disfrutar de su nueva situación.

Todos podemos hacernos viejos. No hace falta ningún talento o habilidad especial. La idea, en este punto de nuestra vida, es no dejar que esto nos pase a nosotros. Queremos continuar creciendo y aprendiendo en nuestro presente y hacerlo de forma consciente.

Con la jubilación se produce un cambio muy importante en nuestra vida y la forma como queremos que sea este cambio depende en gran parte de lo que decidamos nosotros.

La vida es una secuela de cambios y aprendizajes continuos y cada uno puede definir lo que quiere cambiar en esta fase de su vida y buscar lo que puede hacer para conseguirlo.

En cualquier situación hay algo interesante y motivador que podemos hacer y aprender sin importar los años que tengamos. La experiencia y los conocimientos que hemos acumulado a lo largo de los años, en efecto nos ayudan a escoger lo que más nos puede motivar para llegar a sentirnos a gusto con nosotros mismos y con los demás.

Gran parte del malestar emocional de las personas que se jubilan radica en no darse cuenta de que tienen recursos para sentirse bien. Piensan que se les ha quitado algo que habían forjado durante toda su vida y que no pueden reemplazar. Como consecuencia, si no reaccionan, se sienten mal y desprovistos para aceptar el cambio. Se convencen de que lo que les pasa es responsabilidad de la sociedad y del entorno y piensan que no está en sus manos encontrar alternativas. De alguna forma, se sienten víctimas.

 

Foto: Google Imágenes

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