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Sanar el recuerdo para poder perdonar

Hace algunos días me invitaron en la Asociación de la prensa de Madrid a la Presentacion del libro ”Reconciliarse con el pasado”, un impresionante testimonio autobiográfico del padre Michael Lapsey, sacerdote anglicano neozelandés implicado en su tiempo en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica y que recibió en 1990 un paquete-bomba que le provocó la pérdida de sus manos y de uno de sus ojos.

Según el padre Lapsey, uno de los grandes desafíos para las personas que viven situaciones de violencia o son víctimas del terrorismo es aprender a vivir con los recuerdos desgarradores. ¿Qué hacer con ellos? ¿Hay que olvidar o es imprescindible recordar? Recordar es algo inherente a la condición humana. De lo que se trata, sin embargo, es de ser capaz de recordar sin permanecer apresados emocionalmente por los recuerdos y continuar con nuestras vidas de la mejor forma posible. El poder del reconocimiento de lo que ha pasado es la clave de la sanación; en nuestras familias, comunidades y naciones hay verdaderos gritos para el reconocimiento.

En su autobiografía, el padre Lapsey nos comentó que el Apartheid le había despojado de su condición humana para que se convirtiera en un hombre blanco dentro de una mayoría negra. Había sido un problema de conciencia y se había unido a la lucha en Sudáfrica para recuperar su propia humanidad en solidaridad con la población negra que luchaba por sus derechos humanos fundamentales.

Tras el atentado, el padre Lapsey percibió la necesidad de buscar su propia sanación personal dentro del marco de la reconciliación de la Sudáfrica del post-apartheid y nos habla de su vocación, de usar su experiencia traumática para promover su propia sanación mental y espiritual.

Cuando sanamos nuestros recuerdos comenzamos, no a olvidar, sino a estar en paz con nosotros mismos. Con frecuencia, al hablar de justicia en realidad pensamos en términos de castigo o incluso de revancha. ”La revancha es como tomar veneno y esperar que el otro muera”. Además, es un ciclo sin fin.

Cuando ocurren hechos terribles, siempre existe la tentación de querer enterrarlos y olvidarlos. El problema es que esto nunca funciona. El pasado vuelve a hacerse presente y nos afecta en muchos contextos de nuestra vida. Tenemos una obligación moral, para con quienes sufrieron, de no olvidar lo que se les hizo y esto lo podemos hacer posible evitando que se repitan los hechos. Reconocer el pasado puede ayudarnos a crear un futuro más justo.

Escuchando al Padre Lapsey pensé en la gran importancia para todos nosotros de tratar la sanación de nuestros recuerdos para la superación de gran parte de los traumas que, quien más quien menos, todas las personas hemos recibido de nuestro propio pasado emocional. En lugar de ignorarlos necesitamos escoger sanarlos en nuestra memoria y, a la base está nuestra búsqueda de aprender de ello para que lo que pasó no vuelva a pasar en nuestra vida.

Hoy el pastor Michael Lapsley dirige el Instituto para la Sanación de la Memoria e imparte cursos en muchas partes del mundo para ayudar a víctimas y victimarios a aprender a vivir con los recuerdos y con el dolor actuando previamente para sanarlos en su memoria.

(Pueden ver videos sobre Padre Lapsey y su biografía pinchando en este enlace)

 

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