Cuando nos sentimos bien y somos conscientes de ello, a las personas nos pasa algo muy concreto e importante:
- Nos abrimos a las posibilidades.
- Nos abrimos a las relaciones.
- Mejoramos nuestra forma comunicarnos.
- Aceptamos que en cuanto personas, somos valiosos e importantes.
- Estamos más abiertos a responsabilizarnos de nuestros actos.
- Reducimos nuestras críticas a nosotros mismos y a los demás.
- Miramos nuestra situación y nuestro entorno de forma más optimista.
Éstas son algunas de las características que definen las personas con una buena autoestima.
Por lo tanto, cuando hacemos algo para sentirnos a gusto, entramos en una situación de autoestima más elevada, y lo hacemos de una forma placentera y sencilla.
Al principio enfocamos nuestra acción en lo que podemos llevar a cabo ya, sin grandes esfuerzos o dificultades. Queremos disfrutar este momento y esto requiere unas actuaciones sencillas y de éxito inmediato que nos motiven a entrar en acción y a continuar actuando.
Sentirnos bien también afecta a cómo se educa y forma a la juventud. Hablamos de relaciones entre personas y consigo mismo y aprender al respecto permite un desarrollo importante de la educación de los niños y adolescentes.
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