;
LinkedIn YouTube
Cabecera El Jubilado Feliz

Ayudar a los demás a ser felices

Cada mañana, al despertarnos, podemos decidir a quien o a quienes vamos a ayudar a ser feliz hoy y como lo vamos a hacer. Una magnifica forma de empezar el día.

No hace falta hacer grandes cosas. Por ejemplo, una alabanza que realza la autoestima. Una alabanza es una palabra de interés y refuerzo con respecto a lo que notamos que el otro ha hecho bien.
O hasta una simple sonrisa que nos venga desde dentro ayuda para transmitir cariño, comprensión, afecto por un compañero ser humano, sea quien sea, venga de donde venga y vaya donde vaya.

Es cuestión de darnos el permiso de pensar en estos términos,  un poco de buena voluntad y aprovechar las ocasiones que se nos presentan en nuestro día a día. Podemos utilizar la técnica de preguntarnos ¿que es lo que podemos hacer para ayudar a las otras personas a sentirse bien como personas, como familiares, como amigos, como dependientes, como jefes, como médicos, enfermeros/as, como taxistas o conductores de autobús o vendedores de tickets del metro o cajeras del supermercado o mendigos o vigiles urbanos o policías o profesores de los colegios de nuestros nietos o sacerdotes de la iglesia o también artistas, diplomáticos, hombres de negocios, etc..

Cada uno podéis pensar en más ideas sobre posibles receptores de alabanza, refuerzo y cariño en nuestro entorno. Hay muchas pequeñas historias personales con respecto a muchas de estas personas.

Una sonrisa, y una palabra de interés y aprecio por su forma de tratar al público, a una cajera de supermercado me valió esta mañana otra sonrisa de respuesta y un ”Muy amable señor” y esta frase me hizo sentir bien ya que se veía que mi cumplido la había tocado cuando lo necesitaba.

Volver sobre mis pasos y comprarle unos pastelitos a un mendigo que tenía frío y que yo mismo había ignorado un momento antes, me valió un ”Dios le bendiga señor” y una sonrisa que me gratificó e hizo que en otras ocasiones volviera a comprar pastelitos para dárselo a los mendigo. Decirle al profesor de mi nieto que le apreciaba mucho por lo que hacía y como lo hacia como profesor y como persona me valió para entablar una conversación a un nivel más personal y que nos hiciéramos amigos. Reconocerle su amabilidad en su trato a un policía nacional me valió para que me diera las gracias y reconociera que necesitaba este tipo de cumplidos para sentirse más cómodo en su labor diaria.
 
Parémonos a pensar y veremos a cuantas personas podemos ayudar a ser más felices. Los actos de cariño son como las cerezas. Cada uno atrae a otros. Gracias y un abrazo, colectivo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>