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Cabecera El Jubilado Feliz

Día de Acción de Gracias

Entendía acción de agradecimiento a Dios por lo que pensábamos era de agradecer. Dio el ejemplo de que los ciegos podían agradecer el hecho de poder oír o andar o hablar en lugar de quejarse por el hecho de no poder ver; los sordomudos podían agradecer a su vez el hecho de poder ver, desplazarse, ser objeto de cariño y atención en lugar de enfocar su resentimiento por el hecho de no poder hablar y escuchar.


La sugerencia me impactó y lo hablamos mucho con mi mujer. Hasta estuvimos recopilando las cosas positivas que podíamos agradecerle a Dios y a nuestra familia, nuestros amigos y a cualquier persona incluidos nosotros mismos por lo que teníamos. Decidimos que podíamos agradecer también nuestro propio trabajo, motivación y esfuerzo que nos permitió conseguir muchas cosas.

Enfocamos nuestra atención en el momento presente, es decir a las cosas que teníamos y que podíamos comprobar y utilizar en nuestro día a día. Sacamos un montón de ideas y las escribimos en un papélografo que colgamos a la pared del dormitorio para poder recordar. De vez en cuando le añadimos cosas nuevas al papélografo que se hace cada día más motivador.


Descubrimos que éramos unos privilegiados y que gran parte de las personas de nuestro entorno también lo eran, nuestros hijos, nieto, amigos todos podíamos reconocer activos muy importantes en nuestra vida si nos fijábamos en ellos en lugar que en lo negativo que también tenemos cada uno.

De cada uno depende evidentemente hacer la valoración de las unas y de las otras  y decidir el provecho que podemos tomar de lo positivo que tenemos y si queremos también de lo negativo que descubramos.

Un punto que nos motivó fue lo bien que nos encontramos recordando las personas que nos ayudaron y el hecho de darles las gracias si no lo habíamos hecho antes. Muchos dijeron por modestia que no habían hecho nada especial pero les gustó que les diéramos las gracias. Y esto estrechó los vínculos que teníamos con ellos.
En nuestra sociedad mucha gente prefiere no estar agradecida por no estar en deuda con alguien y crear obligaciones. Nosotros descubrimos como no hacer y recibir favores y no dar las gracias por ellos nos hace perder una gran fuente de bienestar en nuestras relaciones.

En lugar de tener resentimiento y rencor, podemos reinterpretar lo que nos pasó y nos pasa para descubrir los buenos momentos que hemos pasado con la gente y agradecérselo en nuestra mente si no podemos hacerlo físicamente.

Esto nos ayuda también a perdonar y el perdón, como hemos visto en otro blog, de por si es un gran facilitador de relaciones. Cuando conseguimos perdonar nos sentimos bien y a gusto con nosotros mismos y con los demás.

Crear nuestro día de reflexión y acción de gracia nos ayudó muchísimos y continuamos  estándole muy agradecido al sacerdote de Managua que nos motivó a practicarlo en nuestra vida. 

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