Elvira nos contó que un hijo suyo había fallecido y que le echaba mucho de menos. Nos dijo que poco después de morir se le había aparecido y le había dicho que estaba en un sitio donde se sentía feliz y la rogó encarecidamente que no sufriera por su muerte.
Añadió que quería que ella lo pasara bien y le prometió que él le ayudaría a conseguirlo, ya que se sentiría satisfecho, sabiendo que su madre estaba bien y lo pasaba bien.
Elvira nos contó que seguía visualizando a su hijo y que esto le había ayudado mucho en su búsqueda de evitar sufrimientos por su muerte.
Había venido a nuestro grupo por indicación de unas amigas y prometió participar en nuestras dinámicas de todo corazón, ya que pensaba que sería una buena forma de cumplir con lo que él le había pedido.
La conversación con esta señora me emocionó mucho y me llamó la atención sobre la importancia que puede tener un mensaje de este tipo por parte de las personas que nos dejan. “Aunque yo ya no esté, no quiero que sufras por ello, quiero que te sientas bien y hagas todo lo que puedas para pasarlo bien y ayudar a los demás para que lo hagan también. Esto me va a ayudar a mí también a disfrutar del sitio a donde vaya”.
Creo que es una perspectiva del duelo muy motivadora y que merece pensarla, reflexionarla y buscar la forma de motivarnos a ponerla en práctica cuando hablamos de la muerte y del duelo.
