Con ocasión de mis vacaciones en Galicia, hablé con muchas personas muy interesantes. Una de ellas era Don José Alfaya Cerviño, Presidente de la Asociación de Jubilados de Bueu, uno de los hombres gallegos ligados a la mar durante toda su vida hasta jubilarse. En nuestra conversación habló mucho de la felicidad y de la importancia de las mujeres en la vida de los hombres que pasan muchos meses al año en la mar.
José Alfaya me dio un papel escrito por él que me gustó mucho y que quiero compartir en este blog. Le pedí el permiso de hacerlo y escaneé el documento para Ustedes.
”Quiero plasmar aquí lo complicado del ser humano. Mi mente piensa que si valoro lo que en mi larga vida pasé, sólo hallo lo insignificante de la misma, pero si pudiese tener la sabiduría de lo que me falta por saber podrían llamarme sabio.
El ser humano es una persona (a mi forma de interpretar) muy complicada, buscando siempre el querer complicarse, con lo bonito que sería el tratar de vivir feliz al mismo tiempo que repartir dicha felicidad.
Debemos tratar de hacerlo así ya que con ello conseguiremos vivir felices con nosotros mismos. ¿Por qué somos tan complicados? Sería bueno que todos reflexionásemos sobre lo que nuestra mente nos transmite. De jóvenes no tenemos la madurez suficiente que a través de la vida vamos acumulando: démosle soltura y ayudemos a los demás para que todos vivamos felices. Procuremos siempre que todo aquel con el que nos relacionemos se encuentre a gusto con nuestra charla, hagamos que se sienta feliz, que deposite en nosotros todo lo que lleva dentro sin saberlo y veremos qué feliz se encontrará haciéndonos sentir a nosotros confortados del logro obtenido.
Todos sin saberlo tenemos el don de poder distinguir lo bueno de lo malo, todos deseamos ver realizados nuestros sueños de ser felices pero precisamos de alguien que nos ayude. Procuremos ser nosotros pero de forma que crea que salio de él mismo y ya veréis lo bueno que resulta.
Yo hoy haré una pequeña reflexión de mi paso por este efímero universo. En la infancia creía ser incomprendido por las personas mayores pero no era así. Hoy sé que esos mayores no sabían como tratar de hacerme comprender lo que ellos querían: que yo con mis pocos años estuviese a su altura.
Todos tenemos algo que aprender y algo que enseñar y a poco que nos esforcemos lograremos una convivencia mejor y más feliz. ¿Por qué no lo hacemos? Sería bueno que buscásemos en el medio en que vivimos para darle solución. Sé que es muy difícil, pero no imposible.
Yo, por el medio de vida que he tenido, en lo mejor de la misma el mayor tiempo lo pasé alejado de los seres que formábamos una familia. Fue muy duro pero gracias a la inteligencia y sabiduría de la persona con la que comparto mi vida, logramos superarlo. Quiero dar el verdadero mérito a ella ya que ha tenido que ser padre y madre de la familia que hemos formado. Ella fue la verdadera salvación de esta unión. Nunca podré agradecerle el sacrificio que soportó a través de los años (sesenta años casados). Para ella todos los méritos de esta felicidad y compresión. Yo, en el transcurso del tiempo no me conocía ya que era huraño debido al medio en que tuve que desenvolverme. Hoy gracias a ella vivimos felices y contentos.
Ahora de jubilado me propongo que todos participen en lo posible de esta felicidad, me veo reconfortado de poder ser útil y espero que los incomprendidos logren algún día comprender que en la vida el que no quiere se irá sin haber logrado una felicidad que está al alcance de todo aquel que ponga un pequeño grano de arena para lograrlo.
Ahora solo me resta preguntar ¿Por qué nos comportamos así?”
José Alfaya Cerviño
Bueu-junio-2007
