Ayudar a los demás es particularmente interesante desde la perspectiva de cómo nos sentimos cuando lo hacemos. Es una experiencia directa de bienestar que nos motiva a actuar y nos permite confirmar y reforzar el concepto de que continuamos marcando una diferencia en la sociedad en que vivimos.
Pensar en términos de la búsqueda de nuestro propio bienestar, no significa que seamos egoístas sino que en nuestra realidad podemos acoplar el ayudarnos a nosotros mismos y ayudar a los demás como una motivación conjunta y, en cuanto tal, doblemente eficaz.
A su vez, las personas a las cuales damos nuestra ayuda tendrán la oportunidad y la motivación refleja de ayudarse a si mismos y de ayudar ellos mismos a las demás personas que lo necesiten. Desde nuestras acciones, podemos crear ejemplos que pueden tener una repercusión a nivel familiar y social que nos puede dar mucha satisfacción, si nos damos cuenta de ello y lo hablamos con las demás personas.
Ayudar a los demás nos permite utilizar nuestro sentido común, nuestros conocimientos y nuestras experiencias de lo que hemos hecho en el pasado y de lo que podemos hacer en el presente y en el futuro.
Ayudar a los demás es también una respuesta a lo que los demás hacen o han hecho para nosotros. El ejemplo y los resultados de la colaboración humana es un fuerte incentivo a utilizarla nosotros mismos. Nos motivamos a fijarnos en ella en lugar de fijarnos solo en lo negativo de la sociedad y responder a nuestra vez con desconfianza y resentimiento.
A veces no nos damos cuenta de que estamos ayudando a los demás. Es interesante, por lo tanto, pararnos en pensar que es lo que estamos haciendo actualmente para ayudar a los demás y conectar con nuestra propia satisfacción personal al descubrir lo positivo de lo que estamos haciendo.
Cualquier testimonio al respecto, aunque no os parezca importante, que podáis compartir es ya un acto de ayuda ya que, con vuestro ejemplo, estais motivando a otras personas a hacerlo ellos mismos. Gracias por vuestros testimonios.
