Les conocí en verano donde, con mi mujer, suelo pasar cada año unas semanas de vacaciones, disfrutando de un abanico de playas preciosas con unos paisajes y un agua fría que nos encanta. Una de las playas más bonitas es Mourisca donde Gaspar y su familia tenían un chiringuito y donde de vez en cuando comíamos sardinas o caballa a la plancha, que cocinaba Gaspar y una sabrosa ensalada con tomates, cebolla y lechuga de la tierra que preparaba su mujer, Adelaida, con gran maestría. Sus dos estupendas hijas colaboraban con sus padres sirviendo las mesas y creando, con su presencia, un ambiente muy especial. Gaspar, además de ocuparse de la barbacoa, se lo pasaba bien...