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Cabecera El Jubilado Feliz

Una gran experiencia navideña

Los soldados de los dos bandos opuestos atravesaron el espacio entre trincheras y fraternizaron con los soldados enemigos que habían estado matando solo pocas horas antes.

Los Estados mayores de los distintos bandos intentaron esconderlo e hicieron lo posible para cancelar la memoria de lo que pasó. Tampoco se habla de ello en los libros de Historia.

La noticia se conoció ya empezado el Siglo XXI,  cuando desde los archivos militares de toda Europa, se han revelado cartas, diarios y hasta fotos confirmando que una tregua espontánea y no oficial tuvo lugar en aquella fecha en el frente occidental.

Desde  entonces  han estado apareciendo  bellos testimonios de lo que pasó en esta noche navideña y hasta se realizó una película (Merry Christmass) que ganó El León de Oroen en el Festival de Cine de Berlín de 2007.

Yo tuve ocasión, esta mañana, de leer en Internet la carta de un soldado inglés contándole a su hermana lo que vivió en aquella noche de Navidad:

En aquella noche de Navidad, los combatientes de ambos lados estábamos en espera de refuerzos.

La trinchera del enemigo estaba a solo 50 metros de la nuestra y entre nosotros había una franja de tierra de nadie, protegida por ambos lados por alambres de púas. Estábamos tan cerca que les escuchábamos hablar y reír.

Había un silencio total cuando, de improviso, un compañero me llamó para que viera lo que pasaba en la trinchera alemana.

Nunca hubiera creído ver algo tan inesperado y conmovedor. Lo que aconteció fue casi un cuento de hadas  y si no lo hubiera visto con mis propios ojos, no lo creería.

Los alemanes habían encendido  unas pequeñas luces de árboles de navidad a lo largo de su  trinchera y ahora  estaban empezando a cantar su más popular villancico: ‘ stille nacht, heilige nacht…’ (Noche de Paz).

Cuando terminó, los soldados ingleses aplaudimos y, a continuación cantamos nosotros mismos nuestra canción navideña: ‘the first nowell , the angel did say…’ y los alemanes nos aplaudieron y cantaron a su vez: ‘o tannenbaum, o tannenbaum…’ al que nosotros respondimos con nuestro: ‘o come all ye faithful…’.

Después todos, alemanes e ingleses juntos,  cantamos el villancico en latín: ‘adeste fideles…’. Muchos teníamos lágrimas en los ojos.

Los alemanes propusieron que todos dejáramos de disparar y nuestro capitán nos dijo que iba a enterarse. Al rato, volvió con un cigarro alemán en la boca mientras varios soldados alemanes empezaron a salir de su frontera y venían hacia nosotros.

Lo mismo empezamos a hacer nosotros y al encontrarnos  nos estrechamos la mano, algunos nos abrazamos e intercambiamos regalos.

Algunos alemanes hablaban algo de inglés y compartimos historias personales y  noticias sobre la guerra que resultaron contradictorias ya que las  habíamos leído en nuestros respectivos periódicos.

Nos dimos cuenta que los enemigos no eran los barbaros salvajes que nos habían dicho. Eran  personas como nosotros, con hogares, familias, esperanzas y, como nosotros, con un gran amor por su patria. Nosotros cumplíamos nuestras órdenes y ellos hacían lo mismo con las suyas.

Al despedirnos esta noche nos abrazamos y nos deseamos mutuamente la mejor suerte en lo que nos esperaba a todos.

Leer estas líneas me conmovió profundamente y me ha hecho pensar, una vez más, en la belleza del ser humano incluso en circunstancias tan duras y absurdas como la guerra  y el enfrentamiento violento de personas hermanas.

Como los combatientes del 1914 todos podemos colaborar en proyectar en nuestra propia vida, sentimientos de  paz, comprensión y amor entre personas.

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