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Cabecera Me Viene A La Memoria

CÓMO CASARSE CON UN MILLONARIO

El plantearse una relación matrimonial con un millonario es algo a lo que con frecuencia han recurrido los argumentos escénicos y cinematográficos. Socialmente, el intento de ‘cazar’ un millonario no es nada descabellado ni poco frecuente. Ocurre, sin embargo, que normalmente aparece  en la vida de la aspirante alguien que no lo espero que posee otras virtudes y es con él con quien se queda. Desde el lado contrario, las aspiraciones no son muy diferentes y también el mismo resultado final, que nos sitúa en la pelea diaria con el despertador empeñado en recordarnos que la millonaria no existe y que tenemos que levantarnos  a las seis de la mañana, para ir a obtener una pequeñísima parte de lo que nos fue negado al no encontrarla. La diferencia entre el mismo caso, según se refiera a ellas o a ellos, es que los autores de teatro y los guionistas de cine sólo se fijan en esta situación cuando se refiere al sexo femenino. Por eso se concibió la película  que todos hemos visto -hace muchos años, eso sí- ‘Cómo casarse con un millonario’ (Jean Negulesco, 1953). Supongo que os acordáis de ella porque es del tipo de películas  que no tienen más pretensión que entretener  y resulta que son las que más grabadas quedan en nuestra mente.


Las aspirantes a encontrar un millonario, cosa que no consiguen aunque sí logran conocer el amor y descubrir que es más importante que el dinero, eran Betty Grable, Lauren Bacall y Marilyn Monroe, tres modelos, que juntando sus recursos alquilan un lujoso apartamento desde el que intentarán atrapar un acaudalado marido utilizando sus poderosos atractivos y aparentando una posición social que no es la suya.


Betty Grable llegó a ser la actriz mejor pagada de Hollywood en los años 40 y su fotografía, en bañador, no faltaba en ninguna de las taquillas de los soldados americanos durante la II Guerra Mundial. Debutó en el cine con trece años siendo ya poseedora  de una preparación de canto y baile que su madre se empeñó en inculcarla. Le ayudaron significativamente su curvilínea  figura y sus larguísimas y torneadas piernas que la Fox aseguró en varios miles de dólares. Como dato de su biografía, que no es el momento de describir,  Betty Grable estuvo casada con Jackie Coogan al que Charles Chaplin escogió para compartir protagonismo en ‘El chico’. La estrella  estadounidense, protagonista  de fastuosos y coloristas espectáculos musicales, que en los últimos años de su vida prefirió abandonar el cine para ejercer su profesión únicamente en el teatro y la televisión,  falleció de un cáncer de pulmón en su casa de California, en 1973, cuando contaba 56 años.


La neoyorquina Lauren Bacall es uno de los pocos mitos vivientes de la época dorada de Hollywood. Debutó en Broadway como actriz en 1942, con 18 años, y dos años más tarde lo haría en la pantalla grande. Es cuando conoció a Humphrey Bogart, veinticinco  años mayor que ella, lo que no fue obstáculo para que surgiera el flechazo entre los dos y contrajeran  matrimonio un año más tarde. La pareja se mantuvo en plena estabilidad hasta la muerte del actor en 1957. La desaparición del protagonista de ‘Casablanca’en la vida de la elegante actriz , la impulsó a abandonar el cine y limitar su actividad al teatro, aunque años más tarde las cámaras volvieron a recuperarla.  Una anécdota acerca de su delgadez ocurrió cuando, en una gala de las muchas que se celebran en Hollywood y son retransmitidas, el locutor anunció: ‘En estos momentos llega un automóvil vacío  y de él se apea Lauren Bacall’.


La tercera protagonista de  ‘Cómo casarse con un millonario’ es Marilyn Monroe. Actualmente, muy pocos son los que dudan acerca de su talento, pero en vida de la actriz tanto el rechazo como la aceptación hacia su trabajo se orientaron considerando únicamente su aspecto físico; muy pocas veces fueron valoradas  sus cualidades interpretativas.  Como ha ocurrido en tantos casos, Marilyn tampoco surgió de la vocación artística.  Trabajaba en una fábrica, en 1945, cuando un fotógrafo recayó en ella para hacer un reportaje sobre el trabajo de la mujer en la guerra; la Monroe fue una de las escogidas y ahí empezó todo. Sesiones como modelo, fotografías para un calendario en el que exhibió sus 94-58-92 y que le sirvió de lanzamiento para popularizar su físico en numerosas portadas de revistas hasta su aparición en la del primer número de la revista Playboy, en 1953. Contratos, películas,  aventuras, matrimonios, separaciones, éxitos, fracasos, problemas con directores, intentos no demasiado afortunados como productora y al final una trágica muerte en la madrugada del 5 de agosto de 1962, cuando sólo contaba 36 años.


Llegados a este punto, la mayoría os estaréis preguntando que a qué viene todo esto sobre ‘Cómo casarse con un millonario’. Pues viene a que se prepara una nueva versión de aquel éxito taquillero. Esta vez con Nicole Kidman que, además pondrá los millones necesarios para su realización. ¿Qué papel hará de los tres? Pues puede hacer cualquiera de ellos ya que en físico y piernas estilizadas no tiene que envidiar a Betty Grable, en elegancia y ‘glamour’ puede competir perfectamente con Lauren Bacall y en sensualidad, si se lo propone, la rubia australiana  puede codearse con Marilyn y ofrecernos un fastuoso final de película siguiendo quivocadamente a un camarero a causa de la miopía del personaje.


Ella, además, tiene una experiencia en la vida real ya que consiguió como marido a un millonario y famoso como Tom Cruise. Ahora, trabajando sin parar, eso sí, también es ella millonaria . Y me parece muy bien.

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