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VACACIONES EN BENIDORM

Hace poco más de cien años, el rey Alfonso XIII firmó un decreto por el que se creaba  la Comisión Nacional de Turismo encargada de “fomentar las excursiones artísticas y de recreo, así como aquellos aspectos que sirvieran para estimular a los viajeros extranjeros a visitar España”. Uno de esos lugares bien pudiera haber sido el Parador de Gredos, inaugurado por el monarca en 1926 y primero de la actual Red de Paradores de Turismo.


Superado ya el primer centenario de turismo en nuestro país, nos encontramos con que España es la segunda potencia turística mundial, tanto por turistas -que se acercan a los cien millones, de los que 54 son extranjeros- como por ingresos, que están en torno a los 40.000 millones de euros.


El turismo, sin duda, ha contribuido a promover eficazmente la imagen de España a nivel internacional a la vez que generar empleo y prosperidad gracias a unos incomparables recursos, tanto naturales como los promovidos por la industria del sector. Algo que aquella Comisión de principios del siglo XX ya intuyó.


Esos turistas extranjeros, que hoy se cuentan por millones, tuvieron varios precursores, como el neoyorquino Washington Irving, por ejemplo, que  fijó su objetivo turístico en Granada donde residió durante 1829 y que acabó retratando literariamente en los “Cuentos de la Alhambra”. Descubridores de nuestra geografía fueron George Sand y Federico Chopin, amantes y residentes en Mallorca en el invierno de 1838, aunque no les trajo el espíritu turístico sino la recomendación médica hacia un clima benéfico para la salud del músico polaco. La humedad producida por la excesiva lluvia de aquel invierno no resultó apropiada para la tuberculosis que amenazaba a Chopin, cuyo diagnóstico le fue confirmado en Mallorca. A pesar de ello el autor de las polonesas y los nocturnos desarrolló en la isla balear varias de sus obras, al igual que ella a quien la isla sirvió de motivación para escribir “Un invierno en Mallorca”. Años más tarde, sin desarrollarse todavía el boom turístico, recabarían en España otros personajes como Orson Wells o Ernest Hemingway, que inclinaron sus preferencias hacia el ambiente taurino de Pamplona y Andalucía. Actualmente son numerosas las personalidades, de cualquier ámbito social, las que eligen España como lugar de vacaciones.


Pero si hay un lugar en España auténtico precursor del turismo de masas, ese lugar es Benidorm, en la provincia de Alicante.


Me viene a la memoria el Benidorm que conocí recién iniciado su proyecto turístico y su despegue. Íntimo y recogido, pero con expectativas que se intuían aunque apenas superaban aquellos aspectos de población dedicada a la pesca unos pocos años antes. Hoy es uno de los mayores imperios del turismo en el Mediterráneo,  concebido a partir de lo benigno de su climatología durante todo el año, y donde la iniciativa privada ha sido capaz de crear atractivos de diversa índole. Alojamientos, comercios, urbanismo, diversión, gastronomía, todo cuanto pueda desear un turista puede encontrarlo en Benidorm. Siempre, desde luego,  que no esté preocupado por la idea de la tranquilidad y el silencio. Si es así que se decida por otro lugar, que también los hay. Benidorm es bullicio, es ganas de romper completamente con la monotonía de los once meses restantes, es lugar de encuentro ya que, deambulando por sus calles, no es raro encontrarse con algún conocido o familiar.


Benidorm es todo lo que hemos visto en él, todo lo que nos han contado y más, pero cuando no había nada más que mar y sol hubo un visionario que creyó en ese futuro que hoy es presente y futuro. Fue Pedro Zaragoza, su alcalde en los años 50 y 60. Siempre atendió a las demandas de cualquier periodista y él, personalmente, se encargaba de comunicar todo cuánto iba surgiendo en su ciudad. Ninguno pusimos reparos para publicar lo que nos decía porque no se trataba de ofrecer humo, sino de auténticas noticias o avances de ellas que el tiempo, por otra parte, ha venido a confirmar. Soñó el Benidorm de hoy y puso los cimientos para su crecimiento hasta convertirse en el punto de destino vacacional de cientos de miles de personas que acuden al lugar donde el sol pasa el invierno, porque también son infinidad los que eligen esta estación del calendario para disfrutar sus vacaciones, sin olvidar, además, los que han elegido este lugar de la costa mediterránea como lugar de residencia.


Lugares de vacaciones, en España, hay muchos; cualquier rincón de nuestra geografía está cargado de interés suficiente para atraer la atención del turista,  ya sea nacional o extranjero, pero el primer referente se llama Benidorm. Si sus promotores acertaron al diseñar el proyecto o si éste se les fue de las manos hasta conformar la mole de cemento que hoy se presenta ante nuestros ojos, es tema para análisis de los sociólogos. La masificación ha aportado ventajas e inconvenientes a aquella pequeña localidad costera, y el mismo interés que por ella sienten tantos miles de turistas, lo sienten los muchos aspirantes que desde hace tiempo exponen sus deseos para ocupar el sillón de Alcalde y consiguientemente la ocasión para manejar su elevado presupuesto.


 


 

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