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Cabecera Me Viene A La Memoria

CAMBIO HALLOWEEN POR DON JUAN TENORIO

Un amigo, gran aficionado al teatro que hasta se atreve a subir a un escenario para interpretar un personaje, me envió hace unos días una invitación para que fuera a verle en un montaje de “Don Juan Tenorio”, algo tan tradicional por estas fechas. (La representación del Tenorio, no la invitación) Sin embargo, y a pesar de lo tradicional, no sé si será la única representación de esta obra que este año se ha llevado a cabo en la provincia de Madrid, excepción hecha de Alcalá de Henares donde la tradición se conserva y tanto Don Juan Tenorio como Don Luis Mejía acuden puntuales a su cita. Si acaso, alguna representación aislada igualmente a nivel de aficionados. Los profesionales parecen haberla desterrado de las costumbres teatrales que se han mantenido hasta hace muy poco tiempo. Me viene a la memoria que, hace años, hasta tres versiones distintas he visto en otros tantos teatros madrileños de manera simultánea. En todas las salas, una gran afluencia de público ya que es una obra de gran aceptación casi desde su estreno allá por el 1844. Público que es capaz de seguir de memoria los versos escritos por Zorrilla, así como de hacer comparaciones con los matices dados por otros actores en otros momentos. Un público, también es cierto, de una determinada edad ya que a las nuevas generaciones prácticamente se les ha impedido el acceso a presenciar esta obra si consideramos la poca frecuencia con que se van produciendo sus representaciones. No sé si es que no hay empresarios que confíen en su éxito, o no hay directores que se atrevan a ponerla en escena o no hay actores capacitados para interpretarla porque ¿qué actores del momento son aptos para “decir” el verso? Los pocos que pueden hacerlo ya no están en edad de convertirse en Tenorios.


En nuestra infancia, no eran únicamente las representaciones teatrales las que se llevaban a cabo durante este mes de noviembre. La radio también participaba de esta tradición. Al menos, las emisoras que contaban con una compañía de actores, que entonces eran bastantes. La más importante, por la calidad de sus voces y capacidad transmisora, ya que en el medio radiofónico es lo principal dado que no es posible ayudarse del gesto, era la compañía de actores de Radio Madrid. En ella estaban Pedro Pablo Ayuso, Eduardo Lacueva, Rafael Taibo, Teófilo Martínez, Joaquín Peláez, Fernando Dicenta, Matilde Conesa, Matilde Vilariño, Selica Torcal, Juana Ginzo… convertidos a diario en los protagonistas de infinidad de telenovelas de las que llegaron a emitirse nada menos que 8 diarias.


En 1942 se inició el espacio radiofónico “Teatro del Aire”, aunque anteriormente ya se habían hecho algunas adaptaciones de teatro para la radio desde la creación de la emisora en 1924. Por ese espacio llegaron al público, semanalmente, los títulos más importantes del teatro mundial. Entre ellos “Don Juan Tenorio” que, año tras año, por estas fechas novembrinas propagaba sus versos hasta los oyentes a través de las ondas, a la vez que lo hacía ante los espectadores sentados en las butacas de una sala teatral. En Madrid y en cada capital de provincia y pueblos importantes. El del gran conquistador era un personaje incluido en el repertorio de casi todas las compañías teatrales que se movían por la península. La televisión, una vez instalada en el salón/comedor de la sociedad española, tampoco quiso renunciar a la presencia de Don Juan, de Doña Inés ni del Comendador, y de la misma manera (eran tiempos en que la cultura tenía algo más de presencia en la pequeña pantalla porque todavía no se había inventado la rentable telebasura) procedió a programar el Tenorio en este mes de noviembre con los actores más populares.


http://www.youtube.com/watch?v=ca7zRi4ztFE


Apenas queda nada del Tenorio escénico, más allá de la representación montada por mi amigo que, según parece, todavía vive el espíritu de la tradición. Al menos la teatral.


Además del “no es verdad ángel de amor que en esta apartada orilla…” con las que Don Juan seduce a Doña Inés, hay otro momento en la obra siempre esperado por los espectadores, la escena del cementerio en que el cadáver del comendador toma vida para enfrentarse a Don Juan en el ambiente tétrico del camposanto. La escena suele producir algún que otro escalofrío entre los espectadores; sin embargo, la recreación de ese ambiente de calaveras y esqueletos se ha puesto de moda (y cada año con más fuerza) entre una buena parte de nuestra fácilmente manejable sociedad bajo la denominación de Halloween. Un festejo carnavalesco sin pizca de gracia ni originalidad consistente en que un grupo de niños o adolescentes (y algún que otro padre y madre patosos y muy apasionados de lo que dicen haber visto fuera de nuestras fronteras) vestidos de negro y con caracterizaciones que quieren aparentar los horrores de la muerte, vayan molestando a los vecinos llamando a sus puertas para hacerles la divertidísima pregunta de ¿truco o trato? Sin hablarles siquiera, les das un puñado de caramelos y se van a plantear la misma trascendental pregunta al siguiente vecino que, también los espabila por el mismo sistema.


http://www.youtube.com/watch?v=xpvdAJYvofI


Si en otros países se divierten con esta memez (en muchas ocasiones las tradiciones no pasan de ser una memez, pero tiene en su defensa la costumbre) me parece muy bien que celebren así el Día de los Difuntos, pero en un país que carece de esa tradición y sin embargo tiene otras para referirse a lo mismo, lo lógico es que desarrollen las propias. Más que nada para que no nos califiquen de imitadores, que tampoco está mal si es para algo provechoso, pero sin ningún sentido si la copia se limita al mal gusto y al nulo valor cultural. De estas modas, también se me ocurre ahora otra que aunque despacio, parece imponerse: la de descalzarse cuando vas a visitar a un amigo. Te invita a hacerlo, a la vez que te indica dónde se encuentran las zapatillas que puedes ponerte durante la estancia en su casa. Zapatillas que, naturalmente, han pasado por los pies de todos los visitantes que el amigo ha tenido en su domicilio. Me parece una tremenda guarrería. Con ello, el amigo trata de demostrarnos lo viajado que está. De todas formas, esto es más perdonable que la celebración de Halloween que no tiene defensa posible. Prefiero el Tenorio donde no hay más trucos que los creados por el ambientador del espectáculo ni más tratos que aceptar en taquilla el precio de la entrada al teatro.

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