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Cabecera Me Viene A La Memoria

OTRA VEZ GIBRALTAR

A nivel de barrio cutre, que es lo que parece, la actitud de Gibraltar para con España puede calificarse de chulería. De la otra parte, la actitud de España, es la de siempre que el asunto se retoma: “como me cabree, ya verás, que no me conoces bien, chaval”. Después ocurre como al valentón del  soneto cervantino al túmulo de Felipe II: “y luego, incontinente, caló el chapeo requirió la espada, miró al soslayo, fuese y… no hubo nada”. Así viene ocurriendo desde hace 300 años y todo sigue igual. Bueno igual no, porque ahora hay unos cuantos bloques de cemento arrojados por los gibraltareños en aguas del caladero donde pescan las embarcaciones españolas, lo que constituye un indudable peligro para los que pretendan bañarse tirándose de cabeza. Luego se extrañarán de que nuestro ministro de Exteriores se agarre el rebote y amenace con protestar enérgicamente y cobrar  por traspasar la “Verja”, además de mantener el colapso de tráfico que se origina a diario. Los “llanitos” con Fabian Picardo, su valedor/ministro principal, a la cabeza, imagino que estarán temblando ante tamañas advertencias no vaya a ser que el negocio que se tienen montado comience a declinar. Tranquilos que no pasará nada.


La cosa, ya digo, no es de hoy. El recuerdo que tengo de las reivindicaciones gibraltareñas, llegan a mis tiempos de instituto. A la proclama de “Gibraltar español” eran muy pocos –más bien ningún compañero de clase– los que se oponían, porque alborotar con esa reclamación equivalía a faltar a clase que, como la fuga para los presos, es obligación de todo estudiante. Como si dijéramos un día de vacaciones con justificación patriótica que ningún profesor ni director de centro estaba dispuesto a criticar.


El ambiente era propiciado y transmitido a escalas inferiores de la enseñanza por el sector universitario al que alguien impulsaría por algún tipo de interés político, que estas cosas nunca son gratuitas, como las muchas plataformas de protesta que hoy existen con intereses nunca confesados aunque siempre supuestos. Que el dedo, excepto los manifestantes “espontáneos”, ya no se lo chupa nadie. Un conserje del Centro educativo ante el que nos manifestábamos se dirigía al grupo con un “venga, chicos, marchaos a casa” y ahí terminaba todo. Ni era exaltación patriótica, ni huelga, ni nada. Pero se cumplía con el objetivo mayoritario de faltar a clase aquel día sin temor a represalia alguna, como no fuera la paterna.


De aquellos tiempos y con el tema gibraltareño como argumento, también me viene a la memoria otro recuerdo que servirá para refrescar la memoria de muchos, ya que su protagonista pasó, por lo menos, al semiolvido si no al olvido completo y es totalmente desconocido por las nuevas generaciones. Los de nuestra “quinta” todavía recordarán a José Luis. Dicho así, a secas, no es probable pero si ponemos “apellido” la cosa seguro que cambia y la memoria actúa: José Luis y su Guitarra. Ahora sí. José Luis, el que cantaba, acompañándose con su guitarra lo de “Mariquilla”, una canción que compuso para su novia –Mari Carmen– con la que más tarde formaría familia.


http://www.youtube.com/watch?v=NdgJ3HJXxZI


José Luis era por entonces, finales de los 50 y principios de los 60, un joven de Jaén nacido en el comienzo de la guerra civil, residente en Madrid donde se preparaba para ser Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Además, le gustaba la música Como cantaba y tocaba la guitarra pertenecía a la tuna de su Facultad y además componía canciones, que eso ya no es cosa que hagan todos los tunos.


Tampoco todos los tunos tienen un programa propio de radio Y José Luis lo tenía, como lo tenía su inseparable guitarra a la que no abandonaba ni a sol ni a sombra. En Radio Madrid, concretamente, donde un buen día se presentó con una serie de canciones compuestas por él y grabadas en un magnetofón para que las escucharan los responsables de programas musicales. Estos apreciaron la sencillez tanto del artista como de las canciones, que les parecieron bien (también es verdad que no había cantautores y si los había se dedicaban a protestar, lo que reportaba unos buenos dividendos) y le adjudicaron un espacio semanal en las ondas. Ni siquiera tenía discos, aunque las discográficas no tardaron en presentarle sus ofertas. Una vez decidido por una de ellas grabó la que ya era célebre, debido a las audiciones radiofónicas, “Mariquilla”. Tan popular, que, según algunas opiniones indemostrables, ha sido la canción más “pinchada” en la historia de la radiodifusión española y el dato contrastado de que durante dos años seguidos fue la que más derechos de autor devengó batiendo records de recaudación en la Sociedad General de Autores. O sea, que se metió unos buenos duros al bolsillo, sin apenas proponérselo, ya que lo de la música no pasaba de ser una afición, nunca un objetivo profesional, a pesar de que gracias a ella pasó a convertirse en todo un ídolo juvenil. Seguramente el primero de estas características ya que los existentes lo eran de un público más adulto al que enloquecían a base de boleros y rancheras. José Luis contaba, además de con esa entrega por parte de la juventud, la aceptación por parte de las madres de esos jóvenes que le recibían a través de los receptores de radio como si fuera un hijo. “¡Qué bien canta!”, comentaban.


Y como no de una única canción vive el hombre, José Luis puso su inspiración al servicio de nuevos temas y surgieron “Ay mi tuna”,”Española”, “Señorita Luna”,  “Campesina”…


http://www.youtube.com/watch?v=Sad7BQSfOGM&feature=related


A los títulos procedentes de su inspiración añadió otros originarios básicamente de Latinoamérica, donde su nombre gozaba de gran predicamento, en forma de baladas, boleros o tangos. Algunos, temas tan populares como “Escríbeme” que conoció numerosas versiones. Recuerdo especialmente las de Alfredo Sadel y Javier Solís. ¿O la versión fue por parte de José Luis? No sé. Es probable.


http://www.youtube.com/watch?v=QMEQF2wKWhg


“Ecos de mi cantar” fue otro de aquellos títulos popularizados por José Luis que seguramente recordaréis.


http://www.youtube.com/watch?v=2aUNNaLXD3U&feature=related


O “La plena de Santón”.


http://www.youtube.com/watch?v=IhCiAwm0l0o&feature=related


Algunos de sus éxitos, aunque no puedo afirmar si José Luis fue el primero en interpretarlos o los cogió del repertorio de otros artistas, conocieron distintas versiones alcanzando, la popularidad. Es el caso de “Señorita Luna” que recuerdo, además de por él cantante jienense, en la versión de Los Hermanos Silva.


http://www.youtube.com/watch?v=mvwyMZRratI


Cantidad de canciones y cantidad de discos, de los tiempos del vinilo, que José Luis llevó al éxito con su voz y con el acompañamiento de su guitarra siempre adosada a su nombre y que con los dos, unidos, servía a modo de presentación: “Con ustedes, José Luis y su guitarra” anunciaban los locutores. Más de 20 discos en su haber, algo que no todos los intérpretes de canciones, ni de entonces ni de ahora, pueden presentar en su currículum.


Entre actuación y actuación José Luis continuó su dinámica de estudios hasta convertirse en el Ingeniero Técnico de Obras Públicas a que aspiraba. Con el título bajo el brazo se presentó a unas oposiciones para ejercer su profesión en la Jefatura Provincial de Obras Públicas de Córdoba. Y las ganó. El dilema estaba entonces entre ejercer como cantante o como funcionario. No sé cuántas jornadas, cuantas noches, dedicaría a dilucidar ambas posibilidades, el caso es que se impuso la segunda con lo que dijo adiós a la canción como profesión. Lo mismo que Carlos V se retiró en pleno éxito desechando numerosas ofertas. Atrás quedaban una cantidad considerable de discos e incluso alguna aparición cinematográfica, bajo las órdenes de José María Elorrieta, dedicada a su mayor gloria como cantante: “Pasa la tuna” y “Melodías de hoy” donde su voz alternó protagonismo con la melódica de la tan prontamente desaparecida Elder Barber.


La decisión no se hizo esperar. En 1962, renunciando a todos los contratos que le eran ofrecidos, se trasladó con su familia a la capital andaluza y la canción pasó a ser tan sólo un recuerdo. Agradable, pero recuerdo de un tiempo que ya ha cumplido el medio siglo. No obstante, aún hubo un último momento de inspiración musical y manifestación histórica/patriótica, razón por la que hoy me he referido a este cantante tomando como referencia los recientes acontecimientos ocurridos en Gibraltar. José Luis editó un último disco en el que incluía una canción con la misma habitual expresión estudiantil: “Gibraltar español”, incluso con orquesta y coros en sustitución de “su”, hasta entonces, inseparable guitarra.


http://www.youtube.com/watch?v=fwNfefO0ims&feature=related


 

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