El territorio de costa que va desde TAPIA DE CASARIEGO (ASTURIAS) hasta BARREIROS (GALICIA), a pesar de no sobrepasar los cincuenta kilómetros, cuenta nada más y nada menos que con ¡OCHO! Banderas Azules en sus paradisíacas playas. No es de extrañar, pues, que sea mi rincón preferido de vacaciones. Mezcla maravillosa de ASTURIAS y GALICIA. Aquí me encuentro, otro año más, cuando escribo estas líneas.
Si se accede desde el sur, hay una primera parada obligatoria: TORDESILLAS, y más concretamente su Parador Nacional. Idílico enclave entre pinares, lleno de paz y tranquilidad. Una noche, al ajustado precio de 50 euritos habitación doble, con derecho a uso y disfrute de una extraordinaria piscina y jacuzzi incluídos. Una relajante parada y fonda que nos irá metiendo en el ambiente del que nos espera “más arriba”…
En ése “más arriba”, podemos optar por dos rutas: la de ASTURIAS (AP-66), con parada obligada en ASTORGA y degustar su único en el mundo cocido maragato, o la de GALICIA, vía LUGO, con obligada degustación de un pulpo a la feira en la capital lucense, que es donde mejor lo preparan.
En cualquiera de los recorridos, llegaremos a la costa en un estado de satisfacción de máxima relajación y felicidad (física y anímica). Y entonces empieza lo bueno…
La mayoría de las mencionadas playas han sido declaradas “parajes naturales”. En consecuencia, nada de horribles edificaciones y demás destrozos naturales humanos, coches incluídos. Los chiringuitos (no todas lo tienen), para lo justo y necesario: una refrescante agua, cervecita, café, ribeiro ó albariño. Y basta. Nada de engorrosas y humeantes mal olientes fritangas que valgan.
Hablando del ribeiro y el albariño, me decanto por los dos. Aquél para el pulpo, carnes y pescados; éste, para los mariscos y empanadas. Y punto en boca.
Y siguiendo con la boca: imprescindible la visita a RINLO y su famoso arroz con bogavante, de fama mundial, en cualquiera de sus preciosos rincones marineros. Tampoco hay que olvidarse de sus zamburiñas. Y de postre, flan de queso, con su secreta receta, transmitida de padres a hijos de generación en generación.
Como no todo va a ser gastronomía, las visitas a los mercadillos semanales en RIBADEO y/o VEGADEO servirán para calmar (y satisfacer) las ansias compradoras de gangas de la parienta. ¡Ah!, y tampoco dejaré de acercarme a CASTROPOL; para mí, el pueblo más bonito de España. Con su hermosa historia cultural a cuestas, Casino incluído. Pueblo de grandes hombres que forjaron importantísimos capítulos de nuestra historia, con VILLAMIL a la cabeza…
Éste fin de semana será el señalado para los actos marineros en honor de su Patrona, la Virgen del Carmen, con sus amenas procesiones en barcas, acompañadas de bandas de gaitas y tambores. Dudo asistir entre la de RIBADEO y la de CELORIO, unos kilómetros más hacia el centro asturiano. Seguramente optaré por la comodidad de la cercanía y me acerque a la capital del Eo. Eso sí, al acabar, alquilaré una barquiña chica para probar suerte pescando en la ría. ¡Placer de dioses!…
Y al día siguiente, vuelta a empezar: a la playa, a relajarme, a luchar con las olas, a escuchar la pleamar y la bajamar, a oír el silencio, vuelos maravillosos de Albatros (que no gaviotas), a ver cuerpos bonitos, a seguir “vivir viviendo”. Sin ERES, sin SOBRES, sin MIERDA, sin MÓVIL, sin HORAS.
¡Qué felicidad!..
