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Las grandes mentiras

Vivimos en España, el País de las grandes mentiras. Voy a esbozar algunas de ellas. Las más sangrantes y que más daño hacen.

La primera es la de que más de seis millones de españoles estén en el paro. Puede compararse con la Alemania de los años 30, donde con UN MILLON de “auténticos” parados, hay que ver la que se armó. Si realmente aquí tuviéramos más de seis, ni te cuento…

¿Qué pasa realmente entonces?. Pues muy sencillo, por un lado hay muchísimos inmigrantes que se han quedado sin trabajo y como no tienen dinero ni para volverse a su casa (sic), pues a la cola del INEM, “a ver qué pasa”. Para confirmar lo que asevero no hay más que fijarse en las fotos que publican los periódicos y las TV de dichas colas. Una gran mayoría son “de allá”…

Luego vienen los que sí trabajan, pero “en negro” y mientras tanto y para seguir cobrando subsidio, pues eso: a no dejar de estar apuntado. Como elemento probatorio (entre otros), que alguien me explique cómo es posible que se llenen a rebosar el Santiago Bernabéu o el Nou Camp, con entradas más baratas a 100 euros (y cientos y cientos fuera por no poderlas conseguir…). O conciertos multitudinarios con precios parecidos y las entradas agotadas ¡meses antes!…

Se habla mucho del paro juvenil. Y sin embargo, aparte de lo comentado sobre el fútbol y conciertos, también podría tomarse como baremo de medición de esta otra “gran mentira” la cantidad ingente de jóvenes (con mochila y en plan turista) que abarrotan las estaciones de autobuses, trenes y aeropuertos: y no hablo sólo de puentes y vacaciones. En cualquier fecha del año. (Darse una vuelta y se confirmará lo que digo).

Lo que más bien ocurre es que la mayoría no quieren trabajos de 600 0 700 euros al mes. Para empezar, de mil quinientos para arriba, como mínimo. La prueba del siete de lo que afirmo: letreros permanentes en los establecimientos de MERCADONA (entre otros), ofreciendo trabajo. Y nunca los quitan. ¿Qué pasa, pues?…

Pero, claro, si “el papa” o “la mama” (o el yayo) me sueltan 50 euritos para gasolina, otros 30 para tabaco y 100 más para ir al “furbo”, comida y cama aparte,  pues nada, a vivir que son dos días…

Otra trola gorda: los desahucios. Parece como si de pronto se hubieran multiplicado por cientos. Como si les hubiera entrado un virus a las Entidades bancarias. Cuando lo cierto es que precisamente es lo contrario lo que quieren. De hecho, dan todas las facilidades del mundo para renegociar, aplazar, etc. ¡No quieren más ladrillo en sus balances!.

¿Entonces, qué pasa?. Pues más de lo mismo. Primero, la tasa de impago de hipotecas no sobrepasa el 4%. Exactamente igual que hace diez años, antes de la crisis. Pero, de nuevo “aquellos” que se quedaron sin trabajo, lógicamente no pagan la hipoteca. Unos listillos que quieren armar ruido, se aprovechan de la situación y ¡hala!, a la calle a armar la marimorena. También es conveniente echar un vistazo a las fotos de los del “sí se puede” para refrendar mi opinión. Incluso la lideresa de la protesta callejera, ¡en su vida ha tenido una hipoteca ni en consecuencia, un desahucio!…

Ya se que alguno tras leer este post  me tildará de xenófobo, pero al pan, pan; y al vino, vino…

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