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Cabecera La Hora de la familia

Carta a los Reyes


Majestad Melchor, como el mayor de Vuestras Majestades que sois, voy a solicitaros para este nuevo año que no os olvidéis de nuestras seniles carencias que tenemos los MAYORES. Que no sólo se limitan a la manoseada SANIDAD. Que tampoco por un eurillo por receta nos vamos a arruinar. Que no es para tanto. Que no es eso, no es eso…

El gran problema es más de fondo. Es muy lamentable que la sociedad entienda mayoritariamente que cuidarnos es cosa de la DEPENDENCIA. ¡Qué vergüenza querer cobrar los propios familiares por cuidarnos!. Cuando fueron niños y nos ocupábamos de ellos día y noche ni se nos ocurrió pedir un céntimo por ello. Hay cosas que sólo se pagan con AMOR.

Ahora no. ¡Cómo van a llevarnos de vacaciones con ellos!. O dejar de poder salir cuando quieran. O no poder dormir tranquilos porque les puedan despertar nuestras necesidades. O tener que aguantar nuestras peroratas y monsergas. O…

Lo dicho, querido Melchor. Que no olviden que el amor en familia no sólo debe ir en dos direcciones, padres/hijos. También existe  “nuestra “ tercera vía (la de los “abus”).  Recuérdaselo, “por fa”…

Para ti, Gaspar, como eres el mediano,  voy a pedirte algo relacionado con las parejas. Que están a medio camino entre grandes y chicos.

Ante todo, mucha dosis de comprensión y de saberse aguantar el uno al otro. Que no se rajen a las primeras de cambio y ante la más mínima discrepancia tiren cada uno por su lado. Que lo peor es que pagarán el pato sus inocentes hijos, que no han sido culpables de nada. Y que el distanciamiento de los padres les marcará negativamente de por vida.

En cuanto a los “cabreos” que puedan padecer este año por no poder cambiar de coche, ni de TV, ni de lavavajillas, ni de ordenador,  ni irse de vacaciones, que hablen con nosotros. Les informaremos adecuadamente de cómo año tras año nos sucedía lo mismo. Nada de recambios. Ni aquél año, ni ninguno. Y la vida seguía mal que bien. Incluso, a veces, muy bien…

Y ahora tú, Baltasar, que como más joven que eres, seguro que te entenderás perfectamente con los de la tercera generación. Diles que menos darle a los jueguecitos de las maquinitas y más darle al cerebrito (estudiando). Que menos botellón y más emoción por la vida sana, con respeto entre ellos y ellas como primera medida. Y que hay vida más allá de la marcha…

Y que si hay que coger la maleta, pues nada, se coge y en paz. Sólo tardarán un par de horas en llegar (no treinta) y además sabiendo idiomas. Vamos, como dirían en el CHAMBERÍ de mis amores, “chupao”.

Para los más pequeñines, salud, mucha salud. Que coman bien, que jueguen mucho y que perciban en sus casas amor y cariño a toneladas y toneladas…

Como este año te encontrarás muchos  morenitos (como tú) muy muy tristes, diles que no desesperen. Que tengan fe  y ánimo en que los problemas se solucionan con el tiempo…

Para finalizar, unas peticiones personales.

A vuestro colega JUAN CARLOS, traedle unas caderas nuevas,  a poder ser de hierro.

Para RAJOY dejadle un disco duro nuevo. El que tiene se le ha borrado por completo. (¡Ah, y no olvidéis quitarle las tijeras!. Las tendrá en la mesilla de noche o en el cajón del despacho). Os las lleváis lejos, lejos y las enterráis en medio del desierto, bien enterraditas…

A ARTUR MAS,  le dejáis una edición de la vida de los ilerdenses INDÍBIL y MANDONIO. En catalán o en castellano, es igual.

Y un último pedido para mi nietecillo que llega con el año nuevo: que de cintura para abajo salga al padre y del cuello para arriba a su madre…

Para la abuelita y para mí, un añito más de salud y cariño, nada más.

Muchas gracias. De vuestro sincero vasallo,

RAMON.

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