Si hay un día triste de verdad en el año es el siguiente a la fiesta de los Reyes Magos. Es una vuelta a la rutina laboral, escolar y social. Se acabó lo bueno, la Navidad, las vacaciones, la felicidad a flor de piel. Deseos de paz y amor entre todos los humanos, creyentes o no. El 8 de Enero se debería declarar “día mundial horrible”, o algo así.
En algunos sitios se prolonga la vacación escolar un día más. Demasiado poco para que los peques puedan disfrutar de los juguetes que los Reyes les dejaron. Por lo menos tendrían que contar con una semana o diez días…
La temida y temible “cuesta de Enero” llega puntual a su cita. Los bolsillos llenos de telarañas y, encima, los precios del nuevo año comportan subidas. Un completito, vamos. Eso sí, los jubilados nos tenemos que poner tan contentos con el 0,25% de subida en las pensiones. ¡Muchas gracias, generoso Gobierno!…
Como hay gustos para todos, algunas personas se ponen más que contentas con la fatídica fecha del 8 de Enero Son las “profesionales” de las rebajas. Cada año es ya clásica la imagen de las primeras (generalmente mujeres) que entran las primeras nada más abrir los grandes almacenes. Creo que ni el día de su boda se mostraron tan felices. En fin…
Generalmente y para aguar la fiesta (nunca mejor dicho), también por estas fechas suelen acudir fieles a la cita las consabidas borrascas de mucha agua y bajísimas temperaturas. En España este año la peor parte se la ha llevado la costa del norte, como es frecuente. En la costa este de USA la “broma” ha llegado a alcanzar los ¡40º bajo cero!. Tremendo…
Se me ocurre una idea para luchar contra tanto desaire. ¿Por qué no se acorta la duración del mes de Enero?. Treinta y un días es una barbaridad de cuesta. Si se redujera a 25, por ejemplo, la cosa sería más llevadera. Y para recuperar los 6 perdidos, pues que se sumasen a los meses de 30. Y tutti contenti.
Ahí dejo la idea (y gratis…).
¡Feliz Año Nuevo, amables lectores!