El desastre nuclear de la central japonesa de Fukushima tiene unos héroes anónimos que han sido los auténticos salvadores de una posible masacre civil que de no ser por su anegada intervención podría haber supuesto la mayor desgracia de la historia (sic)…
Se trata de un aguerrido y solidario grupo de jubilados japoneses que estando en una plácida situación vital de “retiro dorado”, no han dudado ni un minuto en olvidarse de su privilegiada situación, han cogido el toro por los cuernos y se han adentrado en el infierno nuclear que era la planta de Fukushima con su altísimo grado de exposición a la muerte nuclear. Ni siquiera los propios empleados de la planta estaban dispuestos a asumir el riesgo…
El sentido que los japoneses tienen de lo que denominan en su idioma el “yamato-damashii” (“espíritu japonés”) les ha llevado a la heroicidad. Sin miedo a perder su vida, en aras de salvar la de los demás. Ahí queda eso. Y como digo, ha sido gracias a ellos por lo que se ha podido salvar la terrible situación. Las caraceterísticas del “yamato-damashii” son las del valor, patriotismo y dedicación al bien común por encima de los intereses individuales…
Como dice el cabecilla de estos maduros héroes nipones, K.Nagase, los mayores sufrieron las consecuencias de la II guerra mundial y crecieron en la necesidad del sacrificio propio para sacar adelante un país en ruinas. Sus hijos se beneficiaron del milagro japonés que en los años 80 convirtió la nación en una potencia económica mundial. Si embargo mis nietos, dice el jubilado Nagase, “sólo piensan en lo que van a comprar mañana”…
De nuevo, una vez más, son los MAYORES los que han venido a solucionar el problema. Como en la antigua Grecia, con la denominada “gerontocracia”, como en cada situación de la vida familiar en que, al final, somos los MAYORES (abuelos) los que tenemos que sacar las castañas del fuego tantas y tantas veces…
Éste panorama en el país del sol naciente me viene a poner blanco sobre negro lo que está ocurriendo en nuestra querida España.Una generación (la nuestra) entregada al trabajo y sacrificio. Y otra (de nuestros hijos) “durmientes” en el Estado del bienestar y el pelotazo…
Por eso un grupo de “kamikazes españoles” hemos sentido la necesidad de aportar nuestra experiencia y espíritu de ciudadanía para los demás. El proyecto se llama PDMA y como me gusta repetir hasta la saciedad, “es ilusionante y apasionante”.
Y en ello estamos.Para que nuestros hijos y nietos no acaben siendo contaminados por el mayor de los desastres que nos acucian: la CORRUPCIÓN, como medio de vida instalada en el sistema…
