A ellos, como siempre, se les deja hablar pero no tienen poder de decisión (por ahora…). Se hace imposible satisfacerles en todo. Habrá que priorizar.
Los problemas empiezan con los jóvenes y pubertos. Insisten, un año más, en que el día en vacaciones comienza a las diez de la noche. En consecuencia, desaparecen los horarios convencionales de comidas, así como los de uso de los baños (duchas de madrugada) y del teléfono (acaparado por ellos en exclusiva de siete de la tarde en adelante…). El panorama se completa con que la playa está, dicen, “cerrada” por las mañanas y por lo tanto nada de ir en horas “intempestivas” (de 11 a 14); para ellos se abre a las 16 h (después de desayunar…).
La tropa de cuñadas insiste en lo mismo de siempre: que los abuelos se hagan cargo de los nietos (que para eso están), a razón de: por las mañanas, playa/piscina; por la tarde, siesta; y por la noche,”vigilia” mientras ellas/os salen a cenar fuera con los amigos (que están de vacaciones y hay que aprovechar…).
Las lamentaciones económicas de los yernos respecto al saqueo a que la Extra de verano ha sido sometida, devienen (como siempre) en solicitar una ayudita generosa para afrontar con dignidad (dicen) los gastos extraordinarios que se avecinan…
Y el turno de intervenciones se cierra con la asistenta, que se va a su país a ver a su familia (naturalmente, no vuelve hasta Septiembre…) y la del portero (que también) y tendremos que sacar la basura a la calle, preocuparnos del reparto de correo y limpieza de portal, entre otras menudencias.
Ante éste tremendo panorama, nos hemos retirado a deliberar a la Sala de Autoridades (el dormitorio) mi mujer y yo, y por unanimidad hemos decidido (un año más) quedarnos en casa…y que nos llamen por teléfono si quieren para decirnos qué tal les va…
¡Vivan los cines de verano al aire libre! ¡Vivan las partidas de mus con los amigotes! ¡Viva Madrid, que es mi pueblo! (en invierno y en verano…que es muy sano).