Estas dos noticias, publicadas en torno al pasado 28 de diciembre, por desgracia no eran ”inocentadas”. Cuando les leí (y releí varias veces, pues no daba crédito) recordé el título de aquella vieja película que me sirve de título a este comentario.
La señora de Barcelona, que se embarazó por método de inseminación artificial y encima con óvulos de alquiler, aduce en su descargo que ha estado muchos años cuidando a su Madre y que por eso no había tenido tiempo de tener antes hijos… (pues a buenas horas mangas verdes, le digo yo).
Y es que Sra.mía, ¿no piensa que sus hijos la verán un poco rarita cuando tengan 8 ó 10 años? esa delicada edad en la que todo “les corta” y en la que circunstancias como ésta van a marcarles de por vida. !Pobrecillos!
Lo que me siembra una gran duda es saber si el método artificial empleado ha conllevado también “padre prestado”. Un “completo”, vamos… ¿Tan difícil es de entender aquello de que cada cosa a su tiempo y un tiempo para cada cosa?
En cuanto a los padres de la niña de Ashely, ¡casi me faltan palabras!. ¡Qué manera más atroz de jugar con el ser (indefenso) humano!. ¿Quienes son ellos para, tomándose la justicia por su mano,”limitar” las posibilidades vitales de una persona?, por muy oscuro que se le presente su futuro. Y aquí entramos en la eterna discusión de decisiones que se toman sobre otros (siempre indefensos), llámese aborto, eutanasia, etc.
Personalmente siempre lo he tenido claro, clarísimo. Mientras exista una mínima, por pequeña que sea, esperanza de vida, hay que apoyarla. ¿No cambiaría el moribundo en su lecho de muerte todo por un minuto más de vida?.
Pero claro, somos egoístas y si quiero tener un hijo, como sea, lo tengo. Que no quiero ver sufrir a mi hija, la meto en formol. Y así sucesivamente…¡Qué vida!.
¿Qué os parece todo esto,amables lectores?
