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Cabecera La Hora de la familia

Escuela de Padres

Recientemente he tenido ocasión de asistir a un estupendo programa de radio (ONDA VOZ) titulado ”la voz de la familia” en el que se trataba el apasionante tema de las Escuelas de Padres. Sugerente título para un gran vacío que existía en nuestra sociedad.


Porque si bien es verdad que solemos hacer con nuestros hijos lo que con nosotros hicieron nuestros padres; ¿qué pasa cuando uno ha sido huérfano?. O más aún, si no acertaron en nuestra educación, ó una separación de por medio, etc.,… A dónde acudir.


Por ello y tras escuchar las interesantes intervenciones que se produjeron en el mencionado programa, he llegado a la conclusión de que sería interesante poner en marcha, igual que hay una ESO (Enseñanza Obligatoria para Jóvenes), una EPA (Enseñanza Obligatoria para Padres). Y, por supuesto, subvencionada.


Seguro que con ello se evitarían muchos de los trastornos que se producen en las familias hoy en día, en las siempre  difíciles relaciones entre padres e hijos, existiendo soluciones al alcance muchas veces y que no se ponen en marcha por desconocimiento.


Como dice el iniciador de estas Escuelas en España, Fernando Corominas, la forma de tener una mejor sociedad es educando a los hijos en los valores familiares y esos valores sólo se pueden enseñar en casa, no es responsabilidad de la escuela, es una tarea de los padres. Por lo tanto, hay que formarse. Y a tiempo, antes de que sea demasiado tarde.


Estas Escuelas basan su sistema de enseñanza en casos y experiencias vividas por otros padres en iguales circunstancias y cuyos resultados exitosos son perfectamente aplicables a otras familias.


El ejemplo, se dice, es la mejor manera de enseñar a los hijos. De acuerdo, pero ¿qué hacer cuando el ejemplo es bueno y la actitud de los hijos no se corresponde?. ¿Cómo luchar contra el entorno?, sin que por ello sean nuestros hijos señalados como ”bichos raros”.


Para dar certera respuesta a estas y otras tantas peliagudas cuestiones que se nos plantean, nada mejor que acudir a esos estupendos centros de enseñanza que son las Escuelas de Padres. Así lo pienso.

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