En los tiempos que corren hay una locura muy extendida (cada vez más) de ir manejando frases y términos que si se analizan con calma se llega a la conclusión de que son auténticos disparates del lenguaje. Contrasentidos sin sentido, literalmente hablando. Estas son algunas muestras.
”Interrupción del embarazo”, se dice para referirse al aborto puro y duro. Si realmente se tratase de una interrupción, habría que convenir en que en algún momento se podría continuar. Siendo así que la mal llamada interrupción es sencillamente finalización del embarazo (aunque, eso sí, por medios no naturales). Qué gran sin sentido, pues.
”Matrimonio entre homosexuales”. Lo más parecido a esta perversión del lenguaje (sin entrar en otras consideraciones de mayor calado), sería como hablar de ”tigres vegetarianos”, pongo por caso.
”Educación para la Ciudadanía”. ¿Quiere ello decir que el resto de la Educación no es para ella? ¿Para quién si no? ¿Para los animales tal vez, para que de una vez por todas aprendan matemáticas, geografía e historia? (con memoria o sin ella…).
”Políticamente incorrecto”. Por parecido silogismo al anterior, habría que llegar a la conclusión de que fuera de la política sí lo sería. ¡Qué horror! Hay que pensar que los políticos, por principio, son incorrectos cuando hacen (o dicen) cosas que para el resto de los humanos son correctas.
”Trasvase” ya no es lo que era. Ya no es traspasar de un sitio a otro. Se trata, según nos dice el Gobierno de “prestar temporalmente” y dadas las especiales circunstancias (sic). Como de toda la vida se ha entendido, los préstamos se devuelven. Así pues, no volveré a admitir una transferencia más en mi cuenta (aunque sea la nómina), pues según mis principios tendré que devolver el ”trasvase”.
Lo de ”tío” ha perdido su significado familiar de hermano del padre o de la madre. Ahora tío es ”tú”, ”él”, ”ese”. Pero nada de familia. La familia está en crisis, es un término muy antiguo y ”demodé”, dicen los progres. ¡Pues qué bien!
Y el no va más. La máquina zapateril paridora de nuevas ideas y talantes ha devenido en cambiar las terminaciones en d por la divina ”Z”. Si este invento de cambiar la terminación de las palabras por las que finaliza el apellido del líder sigue con éxito en el mercado, hago votos porque ningún candidato lleve el de Úrculo…
