El pasado 30 de diciembre tuvo lugar en Madrid una nueva concentración a favor de la FAMILIA, ésta vez bajo la rúbrica de la ”Familia Cristiana”. Y es que, como algún orador dijo, la Familia no es un problema: es la solución; entre otros, del envejecimiento de la Sociedad Española.
Respecto al número de asistentes, cuya guerra de cifras es ya habitual, parece que se ha encontrado el consenso al hablar de ”cientos de miles”. Personalmente nunca he valorado como prioridad la cantidad, sino la calidad. Y ahí si que no hay dudas. Apenas se podía circular entre las apretadas filas de los presentes por la cantidad enorme de sillitas de bebés que había. Pensaba yo, asimismo, cuántas de ellas habían tenido que hacer cientos y cientos de kilómetros para estar allí. ¡Qué mérito!
También pensé en la diferencia entre la respuesta de la convocatoria que recientemente habían efectuado los partidos políticos (todos), sindicatos, patronales, etc., y que tan sólo pudieron congregar a unas cinco mil personas. Y es que cuando se sienten de verdad unos principios, poco importa quién convoque…
Entre los muchos mensajes-eslóganes que leí, me quedo con éste: ”EL MAYOR PLACER, VIVIR EN FAMILIA”, que un numeroso grupo procedente de Burgos portaba en orgullosas pegatinas. Y también aquél otro que recordando al inolvidable Juan Pablo II, decía: ”POR LA FAMILIA, NO A COSTA DE ELLA”.
La Fiesta era total. Y como no podía ser de otra forma, los cánticos se sucedían sin interrupción. Sencillos, sentidos, en familia. Me sorprendió mucho el cierre que hizo un estupendo cuadro andaluz bajo el título ”AL ENEMIGO, AGUA”.Todo un mensaje de amor cristiano, a tono con el espíritu del ambiente de caridad y alegría que se respiraba en todos los asistentes.
Cantos a la cultura de la vida, en suma. En contraposición a la cultura de la muerte (aborto, eutanasia) que por desgracia tan en boga está en estos tiempos que corren.
Ha sido, sin duda, un magnífico modo de despedir el año. Y mi petición para el nuevo que comienza es que no se tenga nunca más que manifestar la Célula Básica de la Sociedad (Art. 16,3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos).
¡Ojala!
