Con la fantástica y certera frase que da título a éste post, cerró el secretario general de CÁRITAS el tremendo y desalentador informe anual 2012 sobre nuestro País y su situación de alarmante deterioro económico y social.
Nada menos que tres millones de personas viven (mal viven) en España con menos de 300 euros al mes. No tienen literalmente para las necesidades básicas: alimentación, casa y comida. Del resto de “necesidades”, como si no existieran…
Y según CÁRITAS, el futuro no se presenta nada claro. Más bien oscuro, oscurísimo. Porque el último colchón de resistencia que quedaba, el de la familia, corre el riesgo de desbordarse. Unos salarios en reducción y unas pensiones con irrisorias subidas de un 0,25% no son precisamente buenos mimbres sobre los que seguir tejiendo el cesto familiar.
La pobreza tiende a “cronificarse” y CÁRITAS constata que una de cada tres personas atendidas por ella lleva más de tres años demandando ayuda. Y la desigualdad económica también tiende a la mencionada cronificación: el 20% de la población más rica concentra 8 veces más riqueza que el 20% más pobre. Y todo ello con un descenso de la renta media en torno a un 4% y un aumento de los precios en torno a un 10%…
Por segmentos, el 50% de los atendidos por CÁRITAS son inmigrantes, con dificultades en el empadronamiento y consecuentemente en el acceso a la sanidad y demás servicios básicos sociales. Habría que recordar a aquél ínclito ministro de ZP, el de los “papeles para todos”. A día de hoy, según parece, anda metido en seguir buscando “ideas”; aunque las únicas que se le ocurre es el de esquilmar fondos para pagar a inexistentes colaboradores/escritores fantasmas…
Otro segmento atacado con especial virulencia por la pobreza es el de la infancia. Produce escalofríos oír que un 26% de la población infantil, menor de 16 años, está literalmente en la indigencia. Ni estudia ni puede trabajar. Sólo mendigar…
Al hilo de todos estos terroríficos datos, pienso en que más de la mitad de la población “cobra” del erario público. Es decir, somos menos los que pagamos que los que cobran. Por eso y a propósito de la oferta que la Presidenta de Andalucía le ha hecho a RAJOY para luchar contra la corrupción, se me ocurre decirles a nuestros próceres politiquillos: dejen de subvencionar a toda esa masa de ineptos y liberados y verán cómo se soluciona este drama social que nos acecha y destruye. Si se acaba con la corrupción (= subvención), se acaba con la miseria.
“No hay dos mundos: hay una sola familia humana y hay que apostar por ella”.
