Amparo y Juan eran una pareja que tenían una encantadora hija de ocho años. Una abogada, Ana, compañera de trabajo de Juan, le puso al día de las excelencias de la nueva normativa del divorcio, que lo reducía a menos de dos meses en su resolución y que no había que aducir causa alguna para solicitarlo. A todo ello, Ana le tenía engatusado, por lo que Juan no se lo pensó dos veces y se fue a vivir con ella, que a su vez tenía otra hija de su matrimonio con Ángel, de quien se había divorciado al día siguiente de aprobarse el divorcio express. Ángel, a su vez, se fue a vivir con Elena, una amiga que vivía sola con su hijo de cinco añitos.
Presa de una importante depresión, Amparo fue a buscar consuelo con su antiguo compañero de estudios, Alberto, quién vio por fin llegada su hora (que llevaba esperando desde aquellos ya lejanos tiempos de la Facultad) pues siempre había estado loco perdido por ella. Alberto no lo dudó, pues, ni un segundo y al día siguiente presentaba la correspondiente demanda de divorcio de Julia, con la que llevaba ocho años casado y tenían dos niños.
Julia optó por volver a su tierra natal. Allí la recibió ”como loco” Ernesto, su amor platónico cuya vida se hacía insoportable con su mujer, Alicia, a quién cada dos por tres la llamaba Julia, con el consabido numerito que se montaba. Tenían dos hijos y Alicia vio también el cielo abierto para librase de Ernesto y poder por fin irse a vivir con Luis, un apuesto viudo compañero de trabajo que le tiraba desde hacía tiempo los tejos; Luis tenía tres hijos a su cargo.
Desde el momento que Amparo y Juan se divorciaron ”expresamente”, habían transcurrido tres meses y llegaron las Navidades. Hubo que fijar un calendario de cenas de Nochebuena y comidas de Navidad para que se pudiera cuadrar el que Amparo y Juan estuvieran con su hija; Ana, Ángel y su hija, Elena y su hijo, los dos hijos de Alberto y su madre (Julia), los dos hijos de Ernesto y Alicia, los tres de Luis (y su madre, con la que todos los años cenaba en Nochebuena). ¡Aquello no cuadraba ni con la tabla de logaritmos en la mano!, pues a todos ellos había que sumar los padres de Amparo, Juan, Ana. Ángel, Elena, Alberto, Julia y Alicia…
Amparo y Juan se fueron un fin de semana a un Parador para intentar abrirse las meninges y encontrar una solución al conflicto.
Decidieron dos cosas:
1. Retiraron la demanda de divorcio y volvieron a ser felices juntos.
2. Crearon una Asociación ”anti divorcio exprés” y se pasan los fines de semana recogiendo 500.000 firmas para presentar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) en el Congreso de los Diputados, solicitando la derogación de la Ley del divorcio…
