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El Ama de Casa

En una reciente tertulia radiofónica, a las que de vez en cuando soy invitado, he tenido ocasión de coincidir con Isabel Ávila, Presidenta de la Asociación Española de Amas de Casa. La Asociación representa sólamente a ¡CUATRO MILLONES! de mujeres… Isabel es una de esas muchas heroínas que nuestra Historia tiene en su haber. Clama en el desierto, aunque con más razón que un santo. Vamos por partes.


La primera reivindicación del colectivo (muy antigua, por cierto), es aquélla que solicita su inclusión en el Régimen de la Seguridad Social. Resulta paradójico que las denominadas ”empleadas de hogar” sí tengan acceso, realizando como realizan el mismo tipo de trabajo (¡viva la igualdad de trato!). Ellas, incluso, plantean la posibilidad de incorporarse como ”autónomas”. Pero ni por esas. Y que conste que el rechazo a su más que legítima aspiración procede de partidos en el Gobierno tanto de un signo como de otro (ahí sí hay consenso).


El problema se acrecienta cuando surgen desavenencias en la pareja que desembocan en divorcio. El desamparo a ”ellas” se hace más cruel aún… Y no digamos nada de otro tipo de prestaciones que para cualquier otro trabajador la Ley contempla. Aquí, nada de bajas por enfermedad, ni por accidente laboral… Tampoco respecto a jubilación. Vamos, que mueren con las botas puestas…


El otro gran asunto reivindicado también es de lógica aplastante; más bien de lógica ”comunitaria”, diría yo; pues se trata de igualarse a sus colegas de la UE, que como hemos comentado en alguna ocasión, gozan de prestaciones económicas por hijo a cargo. En países de nuestro entorno, sobre los 300 euros/mes, que les sirve, entre otras cosas, para razonablemente ir haciendo frente al pago de su Seguridad Social, en línea de solución de la reivindicación anteriormente expuesta.


La tercera demanda hace referencia a la exclusión que la tan cacaraeada Ley de Igualdad hace respecto a ellas. ”Ellos” al parecer no están en plan de igualdad respecto a compartir deberes domésticos… Solamente se les reconoce el derecho de paternidad (durante quince días de nada; luego, si te he visto, no me acuerdo…). De ”deberes”, ni una palabra…


Y todo ello, como resumen, sin reconocer la reducción de costes sociales que significa su labor para la Sociedad. Se dan ayudas al recién nacido, al dentista, al alquiler (que todo está muy bien), pero a las Amas de Casa, nasti de nasti…


¿Se le ocurrirá a algún Partido incluirlas en su programa? Como dice un anuncio: ”total, son sólo CUATRO MILLONES”…


(Seguimos sumando: DIEZ MILLONES DE JUBILADOS; SEIS DE FAMILIAS NUMEROSAS, CUATRO DE AMAS DE CASA… ¡lo tienen a  huevo!).

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