No voy a referirme a la familia no consanguínea, sino a esa pléyade de funcionarios cuyo número aumenta y aumenta de forma exponencial y alarmante.
Al comienzo de la Democracia (1976) había en España 600.000 funcionarios. Y considerando que un tercio de ellos eran del ”Movimiento”; al desaparecer éste, la cifra se redujo a 400.000.A día de hoy, son más de ¡TRES MILLONES!, que se dice pronto.
La Administración autonómica ha tenido que ver mucho en ello. Y la Municipal también. Uno de los datos más llamativos es que sólo un 40% de los tres millones han ingresado por oposición. Amiguismo y enchufismo son credenciales mayoritarias al uso. De ahí el bajo rendimiento que se observa cuando tratamos algún papeleo. Más que solucionar, tienden a engorronar la gestión.
Andalucía es la Comunidad líder en esta locura de despilfarro y sin sentido. Tiene más de 200.000 funcionarios; una cifra superior a Madrid, Cataluña y País Vasco juntos, por ejemplo, cuando su población es la mitad que las tres Comunidades juntas. Es decir, el resultado grosso modo es que tiene una cuota seis veces mayor de funcionarios…
Ahora que el Gobierno decretó que la Iglesia Católica se financie exclusivamente de los fondos públicos con lo aportado en la casilla del IRPF por quien así lo decida (que me parece muy bien), sería bueno aplicar la misma fórmula a los partidos. Veríamos si se gastaban con la misma alegría los 20 millones de euros cada uno, PSOE y PP que se han gastado (con el dinero de nuestros bolsillos) en la última campaña electoral.
Esto no puede (debe) seguir así. Tanto que se habla de Pactos de Estado, éste creo que debería ser el primerísimo en consensuarse. Aunque me temo que los pactantes no van a estar muy interesados en ello. Más bien al contrario.
¡Menos Estado y más Sociedad!
