Hubo un tiempo que se remonta a nuestra infancia y gran parte de nuestra juventud, de ahí que ocupe un lugar destacado en nuestra memoria, en que Hollywood contaba con varias reinas además de unos cuantos reyes, princesas y príncipes, todos ellos incrustados en la gran familia del cine donde se daban las únicas posibilidades de acceder a la fantasía, al sueño, a la ilusión… Era, el cine, todo con lo que contábamos, todo lo que teníamos para transportarnos a otros mundos que nos apartaran de una vida donde apenas abundaba la novedad ni los días diferentes entre sí. Durante dos horas (cuatro si el programa se componía de dos películas) nuestra mente se abandonaba para unirse a la acción que nos presentara la pantalla. Si había pelea o tiros nos imaginábamos con un revolver en las manos, si los protagonistas bailaban nuestros pies se movían bajo el asiento de la sala al ritmo de la música, si considerábamos que la policía montada del Canadá no avanzaba con la suficiente rapidez para salvar a los buenos la animábamos con gritos estimulantes, y si los protagonistas se manifestaban su pasión nos sentíamos sumergidos entre los brazos de la guapa actriz de turno que, naturalmente, era una de las reinas de Hollywood. Hubo muchas, todas reinando al mismo tiempo, porque había trono para todas. Y para todos, desde luego. Entre ellas, Marilyn Monroe, Sofía Loren, Lauren Bacall, Debbie Reynolds, Jean Simona, Rita Haywoorth, Ava Gardner, Audrey Hepburn, Catherine Hepburn, Lana Turner, Ingrid Bergman… Muchas, muchísimas reinas del celuloide a las que el paso del tiempo ha ido haciendo que abandonaran este mundo en el que todavía se conserva su recuerdo y sus películas. Muy pocas de aquellos grandes ídolos, objeto de admiración tanto para hombres como para mujeres, quedan entre nosotros que tanto las admiramos en un momento ya pasado y tanto las recordamos en el presente. Una de ellas, una de las que portaron el cetro y la corona de reina hollywoodense con mayores méritos en el terreno de la comedia romántica, fue Doris Day que, a sus 87 años (Evanston, Ohio, Estados Unidos; 3 de abril de 1924), reaparece en el primer plano de la actualidad anunciando la aparición de un nuevo disco interpretado por ella, lo que ocurrirá el próximo 5 de septiembre, según está anunciado. “My heart” será el título e incluirá viejos títulos junto a otros nuevos.
Es difícil encuadrar a Doris Day en una actividad. ¿Cantante o actriz? Como intérprete dramática la idea que tenemos de ella es la que ha transmitido en la mayoría de sus trabajos cinematográficos. Papeles inocentes, simples y cursis que poco han aportado a la historia de los grandes trabajos interpretativos. O puede que sí considerando que hayan sido objeto de una preparación y una concepción de los mismos por parte de la actriz, sin que ello quiera decir que ella sea así o su forma de interpretar no dé para más. Porque ocurre que muchas veces juzgamos un trabajo interpretativo sin considerar que haya sido consecuencia de una preparación para lograr ese resultado. Como quiera que sea, lo cierto es que Doris Day impuso un estilo en los casi cuarenta títulos en los que intervino.
En muchos de estos trabajos, además de su papel de actriz, Doris Day intervino como cantante, su otra especialidad artística, pienso que mucho más consistente a juzgar por sus muchas canciones llevadas al microsurco. Mi opinión personal, es que es mucho más completa como cantante. Para otros lo será como actriz que eso, como los colores, va en gustos.
Ni una cosa ni otra fueron los propósitos iniciales de Doris May Ann Kappelhoff que, desde niña, soñó con pertenecer al mundo del espectáculo, pero como bailarina. Como tal se inició, como tal consiguió sus primeros contratos cuando sólo contaba doce años de edad y como tal desarrollaba su carrera profesional hasta que un accidente de automóvil, cuando apenas contaba dieciséis años, truncó sus aspiraciones como consecuencia de las lesiones que sufrió. Fue su madre la que la animó para que lo intentara en el terreno de la canción considerando su agradable y afinada voz y su gran sentido de la musicalidad y el ritmo. Así llegó su primer disco, “Sentimental Journey” grabado en 1945, al que siguieron 600 títulos de los que varios ocuparon un primer lugar de popularidad en las lista del Bilboard estadounidense.
http://www.youtube.com/watch?v=xDFH8jzuHMw
El cine no tardó en interesarse por ella y en 1948 le ofreció su primera oportunidad en el musical “Romance on the High Seas”, tras imponerse en un casting en el que participaron más de cien actrices aspirantes a ser dirigidas por Michael Curtiz. Después llegarían casi cuarenta títulos más donde compartió cartel con Jack Carson, Howard Keel, Clark Gable, James Cagney, Frank Sinatra, James Stewart, Cary Grant, James Garner, David Niven o Rock Hudson con quien formó una de las parejas más taquilleras de la historia de Hollywood, como quedó demostrado en los tres filmes en que los dos nombres se unieron a petición del distinguido público al que tanto querían y tanto debían: “Pijama para dos”, “No me mandes flores” y. “Confidencias a media noche” por cuyo trabajo logró una nominación para el Óscar como mejor actriz.
http://www.youtube.com/watch?v=9WrEyVOPR8M
Si importantes fueron sus partenaires en los repartos, otro tanto puede decirse de los directores que la tuvieron a sus órdenes entre los que se cuentan algunos de los más importantes de la plantilla hollywoodense de aquellos momentos, pero, sin duda, con el que consiguió una mayor proyección fue con otro rey, el del suspense, como era conocido Alfred Hitchcock que contó con ella para protagonizar “El hombre que sabía demasiado”. La actriz, una vez más, fue invitada a cantar el tema de la película que no era otro que “Whatever Will Be”, popularizado y versionado en todo el mundo como “Que será, será” y que fue considerada la mejor canción de aquel año (1956) por lo que le fue concedido el Óscar. Un tema que, en principio, no agradó a a Doris Day que, incluso, tuvo que ser obligada a interpretarlo. A partir de ese momento canción y artista convivieron juntas y una identifica a la otra. El tema volvió a utilizarse en “No os comáis las margaritas” y sirvió como sintonía en su programa de televisión durante todos los años que se mantuvo en antena. Las versiones que de ella se han realizado son innumerables.
http://www.youtube.com/watch?v=xZbKHDPPrrc
Doris Day explotó hasta el máximo su personaje “rosa” en el cine. En la canción fueron mayores sus aspiraciones y en todo momento mantuvo un alto nivel tanto en la elección de temas como en sus propias interpretaciones, que es lo que me ha llevado a pensar que lo suyo era cantar.
Un buen día se cansó de cursiladas, aparte deque los gustos del público comenzaban a evolucionar, e hizo mutis por el foro tras protagonizar “El novio de mamá” junto a Brian Keith. Una decisión a la que, por otra parte, impulsó la muerte de su marido (el cuarto) que a su vez produjo la cinta, Martin Melchor. Corría a la sazón el año 1968. Doris se refugió en la televisión donde desarrolló su propio programa con el original y pensado título de “The Doris Day Show” entre 1968 y 1973durante bastante tiempo, hasta que encontró otro tipo de satisfacción fuera del espectáculo. Impulsada por su amor a la naturaleza y el mundo animal, al más puro estilo Brigitte Bardot, Doris Day fundó la organización “Doris Day Animal League”, de la que se sigue ocupando en la actualidad para defender los derechos de los animales. No a tiempo total, como se deduce de que haya tenido tiempo para preparar un nuevo disco que el próximo 5 de septiembre verá la luz y que nos dará la oportunidad de volverla a escuchar en viejos temas, así como en los nuevos que ha incluido en esta grabación realizada con 87 años cumplidos y al decir de quienes están próximos a ella, en plena forma, muy posiblemente por su condición de vegetariana. Quizá, con esta nueva grabación, el nombre de Doris Day se convierta en un nuevo referente para las nuevas generaciones que, con toda seguridad, desconocen sus películas y sus canciones. Quizás, quizás. Perhaps, perhaps.
http://www.youtube.com/watch?v=aKPjxVHgFPs&feature=related