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Cabecera Me Viene A La Memoria

LOS PERSONAJES DE PAQUIRRI

Toda una serie de personajes relacionados entre sí, por razones familiares, aparecen estos últimos días en las pantallas de televisión, en las emisoras de radio y en las páginas de la prensa escrita, ya que todos estos personajes son noticia aunque por razones muy diferentes. El nexo entre todos ellos es el desaparecido matador de toros Francisco Rivera “Paquirri”, al que un toro arrancó la vida en la cordobesa plaza de Pozoblanco hace 28 años, el 26 de septiembre de 1984;  va para tres décadas y todavía permanece en la memoria de los aficionados por la popularidad del mismo, por su trabajo en los ruedos. De lo que después ha ido sucediendo en torno a su nombre, él no fue responsable.


No lo fue de la trágica muerte de quien fue su esposa, una de las hijas del memorable Antonio Ordóñez –Carmen–, una muerte a edad temprana tras un amplio recorrido por distintas parejas sentimentales y por mundos en los que, por regla general, suelen acabar mal quienes los frecuentan. Su única hermana, Belén, también fue noticia reciente a causa de su fallecimiento en el pasado mes de agosto. Tenía Carmen, cuando contrajo matrimonio (1973), con el torero de Zahara de los Atunes, 17 años, y del matrimonio nacieron dos hijos, Francisco y Cayetano, que con el tiempo se convertirían en figuras del toreo, siguiendo la tradición de sus dos ramas familiares. Además de en los ruedos, protagonistas también en los ambientes de actualidad social donde han cambiado el traje de luces por el smoking, en las pasarelas de moda en las que han ejercido profesionalmente (porque profesional es el que cobra por un servicio) así como en el mundo de la rumorología mediática (léase cotilleo) tras el fracaso matrimonial de ambos y sus sucesivos devaneos con el sexo contrario. Apariciones en los medios que ninguno de los dos hermanos ha buscado en las persecuciones de los capturadores de vidas ajenas. En los últimos días, ambos hermanos, a pesar de ocupar un puesto privilegiado en el escalafón de la profesión taurina (y eso no se consigue a base padrinos sino de valor y arte) han optado por retirarse de los ruedos. La afición, e incluso los profesionales, opinan que se tratará de algo temporal ya que para los toreros es difícil vivir alejados de los toros. El caso es que tanto Francisco como Cayetano pasarán estas próximas navidades sin tener que atender ningún compromiso americano. Disfrutando de la tranquilidad y alejados del peligro, aunque el peligro de los paparazzis seguirá acechando y es difícil quitárselo de encima.


Como ocurrió después con sus hijos, el matrimonio Paquirri/Carmen (Rivera/Ordóñez) tampoco fue duradero debido a las dificultades de convivencia entre dos personalidades antagonistas. Tras un breve noviazgo con la tonadillera Isabel Pantoja, en pleno auge de su popularidad, Paquirri volvió al altar para emparejarse con ella. La boda constituyó todo un espectáculo transcurrido en Sevilla el 30 de abril de 1983, en ese justo momento en que las calles sevillanas huelen a azahar. Del matrimonio nació un hijo –Quico– que también anda por estas fechas como de plantilla en los programas del corazón, a la espera de convertirse en padre, una sensación que apenas ha vivido ya que el suyo perdió la vida cuando sólo contaba 7 meses de edad.


La viuda de España, como se denominó a Isabel Pantoja tras la muerte de Paquirri es, como decía al principio, otro de los personajes que estos días acapara las portadas de los medios al estar involucrada en caso de blanqueo de dineros junto al que fue alcalde de Marbella –no sé qué Muñoz– y al parecer pareja sentimental de ella. Los dineros desaparecieron y ahora se trata de averiguar en el bolsillo de quién, cosa que no tiene demasiada importancia ya que el que se conozca este detalle no asegura la devolución de los mismos, como ya es habitual. Por el momento todos son imputados, todos están sentados en el banquillo de los acusados y las televisiones tienen “carnaza” que ofrecer a sus audiencias. Además, todos a la vez.


De qué manera se van liando las situaciones y el juego que posibilitan un buen número de personas que, por una u otra razón, tienen algún punto en común con Francisco Rivera “Paquirri”, aquel joven de la gaditana Zahara de los Atunes al que su padre inculcó la afición a los toros donde él no consiguió el triunfo que el hijo alcanzó y que la cornamenta de “Avispado” se encargó de suprimir. Años después, aquellos que formaron parte de su existencia, por causas de consideración en unos casos o de oportunismo en otras, se han convertido en noticia.

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