Cuando por medio hay menores no parece que sea posible hablar de los 50 años transcurridos de éste o aquél acontecimiento en el que alguno de esos menores estuvo involucrado. Tenemos en nuestra mente las imágenes de entonces y no somos capaces de poner cara actual a ese menor en el que las canas han ocupado su testa o las arrugas su rostro. Sin embargo, el tiempo es inapelable tanto para nosotros que apreciamos en lo personal y en el espejo el paso del tiempo, como para aquel menor del que guardamos el recuerdo de la inocencia que transmitía desde sus rasgos infantiles. Es algo que a casi todos, por no decir a todos, nos ocurre con aquella niña malagueña rubia, dicharachera y tan atractiva, con las características lógicas de cada momento, tanto en su infancia como en su adolescencia y juventud. Después desapareció, no quiso saber nada de quienes la admiramos en películas cargadas de cursilería y en canciones a las que prestaba su voz grave con total desenfado. Aquella niña-adolescente-adulta era Marisol, estrella de cine en un país donde el cine no está acostumbrado a grandes éxitos de taquilla; en un país donde la música, aunque sea la folklórica y popular, no proporciona elevados éxitos de venta. Marisol se impuso al público: a mayores que deseaban ver a sus hijas como ella y a pequeñas que a ella deseaban parecerse, cantando desde la gran pantalla.
Marisol, que tampoco era Marisol, sino Pepa Flores, hoy me viene a la memoria por los 50 años que se cumplen de una de sus películas más populares, aunque sólo sea por el conocimiento colectivo y masivo de la canción que le da título tarareada por todo el mundo, sobre todo cuando se trata de encontrar un tema que simbolice una excursión en autocar. La del “Conductor de primera” y “Tómbola” son imprescindibles en cualquier excursión que se precie porque, además, se cubren con ella bastantes kilómetros ya que nadie es capaz de llevarla a su fin con dignidad musical. Se termina cuando los participantes corales se van retirando uno a uno, aburridos de la repetición.
http://www.youtube.com/watch?v=QDmu3UpDtZE Tómbola
A fecha de hoy, transcurridos más de 50 años desde el debut de Marisol en el cine, es seguramente la canción que mejor se mantiene en el repertorio general. Pero no la única, ya que Marisol hizo éxitos de casi todos los temas con los que se puso ante un micrófono de grabación y a los que defendió con su gestualidad. Desde su primera película “Un rayo de luz” donde el público se entregó con total admiración manteniéndose a su lado a lo largo de toda su carrera.
http://www.youtube.com/watch?v=N6f4YZNimKI
El director de cine Luis Lucia fue su introductor en la gran pantalla, al igual que ocurriría con Rocío Durcal y Ana Belén. En Lucia se da la curiosidad de que sus principios en un estudio cinematográfico (en CIFESA, concretamente) fueron como abogado de la empresa, que era su profesión, pero los focos y las cámaras le atrajeron hasta tal punto que abandonó la toga para enfrentarse a la aventura del cine. Comenzó en el equipo de producción de “Malvaloca” (1942) después lo haría como guionista (“A mí la legión”, entre otras) para, posteriormente, decidirse por la dirección que alternó con los guiones. Muchos títulos de su abundante filmografía forman parte de la historia destacada del cine español: “Currito de la Cruz”, “Lola la Piconera”, “El sueño de Andalucia”, “Un caballero andaluz”, “El Piyayo”, “Esa voz es una mina”, “Canción de juventud”… y títulos no siempre folklóricos como fue el caso de “Molokai” o “Pepa Doncel”, entre otras.
Marisol, como personaje, fue el símbolo infantil de una época. De la persona apenas había por entonces ningún conocimiento. Todo lo que llegaba al público estaba previamente guionizado conforme a las necesidades establecidas para el desarrollo de la carrera artística de Pepa Flores. Lo que pasa es que el tiempo transcurre y la niña creció para convertirse en una atractiva adolescente. No por ello varió su actividad profesional ni desapareció del panorama cinematográfico como tantas veces ha ocurrido en situaciones similares; es el caso de Joselito que, como otros, se vio abandonado por el cine una vez superada la infancia, o su aspecto infantil para ser más exactos.
Tenía Marisol 11 años cuando la descubrió el productor Manuel Goyanes en un viaje que la pequeña artista realizó a Madrid con el grupo de Coros y Danzas al que pertenecía. Sin pérdida de tiempo se preparó para ella “Un rayo de luz” por la que recibió el premio a la mejor actriz infantil en la Mostra de Venecia en 1960. El éxito de la película impulsó una ambiciosa promoción de la joven estrella que llegó a ser invitada por Ed Sullivan en su famoso show; una actuación que suponía un espaldarazo para cualquier artista. Para Marisol lo fue ya que siguió con toda la fuerza posible su recién iniciada carrera en la que fue considerada como niña prodigio. Lo de niña, teniendo en cuenta que debutó con 11 años, no tardó demasiado tiempo en quedar atrás. En su segunda etapa, ya adolescente, se enfrentó a personajes más acordes con su edad, aunque sin dejar de ser Marisol en los rótulos de crédito, algo que mantuvo hasta casi su último trabajo. A este periodo pertenecen un buen número de títulos entre los que destacaron “Marisol rumbo a Río”, “La nueva Cenicienta”, “Búsqueme a esa chica”, “Cabriola” o “La cuatro bodas de Marisol”. En estos y otros títulos pertenecientes a esa etapa se incorporaron a los respectivos repartos nombres que aportaran cuando menos popularidad, lo que suponía un valor añadido al producto cinematográfico final. Popular era Isabel Garcés, tanto en los escenarios como en el cine; lo eran el bailarín Antonio, el Dúo Dinámico, Ángel Peralta, Mel Ferrer, Jean-Claude Pascal o Sebastián Palomo Linares. En todos los casos se encontró la forma para que estos dieran la réplica a Marisol creando una especial sinergia muy por encima de las posibilidades individuales de cada caso.
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También la etapa de adolescente transcurrió. Marisol, como todo mortal, seguía cumpliendo años y el público no se cansaba en su admiración. Ni siquiera daba señas de cansancio. Hubo, por tanto, que crear una nueva Marisol más asentada, más acorde con su verdadera edad que ya había superado los 20 años. Ya no eran posibles aquellas ñoñerías que, aunque aplaudidas por todos, se dirigían especialmente a la infancia en principio, y posteriormente a la adolescencia. En su tercera etapa Marisol –mejor dicho, sus mentores, ya que ella nunca fue autorizada para opinar– comenzó a abandonar las formas musicales para centrar sus papeles en la interpretación dramática. “Carola de día, Carola de noche”, “El taxi de los conflictos”, “La corrupción de Chris Miller, “La chica del Molino Rojo”, “Los días del pasado”, donde alternó con Antonio Gades al igual que en “Carmen” y “Bodas de sangre” en las que fue dirigida por Carlos Saura.
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Tras un breve matrimonio con el hijo de quien producía sus películas y al que se asegura que no acudió en plena libertad, fue con Antonio Gades, su pareja artística, con quien formó pareja sentimental alejándose del mundo del espectáculo en el que, al decir de sus biógrafos, nunca se sintió cómoda. Según parece, a los 15 años quiso abandonar ya que el ritmo de un trabajo exhausto afectaba seriamente su salud. A la vez que en el cine llevó su trabajo a la televisión, actuó en infinidad de países sobre todo en Latinoamérica donde era y continúa siendo un ídolo y cosechó una amplia discografía en la que colaboraron los nombres más destacados de la composición musical.
http://www.youtube.com/watch?v=3BNIDNgiEyY&feature=related
En sus actuaciones también abundaron los nombres de otros populares cantantes que, orgullosos por el prestigio de la malagueña, no dudaron en aunar sus voces a la de ella. Además de las muchas canciones que se compusieron especialmente para ella, también acudió al repertorio popular con temas de su tierra, en la seguridad de lograr unas renovadas versiones de las mismas. Por ejemplo, unos cantes por “Guajiras”, el archipopular “Anda jaleo”, los tanguillos de “Los duros de Cádiz” o el “Zorongo gitano” utilizando la bata de cola para alternar en la danza con Antonio.
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Lo que nadie podía sospechar se produjo en Pepa Flores. El éxito la cubría, la vida de lujo, los elogios… y sin embargo no estaba a gusto. Nada de todo aquello la seducía ni siquiera calmaba sus necesidades fuera del puro trabajo cotidiano de grabar y actuar, sin ninguna otra concesión a sus otras necesidades personales en cuanto a relaciones, a relax, a conocer otros ambientes, lo que la arrastraba a la depresión. En su falta de sensaciones no dudó en establecer pareja con el bailarín Antonio Gades, doce años mayor que ella, quien además de buscar su compañía también buscó su participación en la misma ideología marxista. Así que Marisol se comprometió con los ideales del Partido Comunista al que no dudó en afiliarse, no dudó en manifestar su solidaridad con la Revolución Cubana, no dudó en celebrar su unión con Antonio Gades en Cuba, ni en trasladarse a Argentina para dar a luz a la primera de sus 3 hijas –la actriz María Estéve, que es el primer apellido del bailarín– para así poder registrarla como hija suya al darse dificultades en la ley española para registrar los hijos habidos fuera del matrimonio. Siguiendo a su marido abandonó el Partido Comunista para radicalizarse más afiliándose al recién nacido Partido Comunista de los Pueblos de España a cuyo comité central pertenecía el bailarín descubierto por Pilar López. Gadés, separado matrimonialmente en dos ocasiones anteriores (la primera de ellas de la actriz y cantante Marujita Díaz) también lo hizo de Marisol tras tener tres hijas con ella, María, Tamara y Celia. A partir de esa separación, en 1986, Marisol, a quien se supone que permanece con su ideología marxista-leninista, lo cierto es que abandona la militancia de partido y que se dedica a la vida sosegada, junto a su actual pareja sentimental, allá por la costa malagueña. Rechaza cualquier aproximación a los medios de comunicación y nada quiere saber de la que en un momento fue su profesión como cantante y actriz donde alcanzó la categoría de símbolo. Su “Tómbola” nacida hace 50 años sigue siendo un tema socorrido en momentos de desenfado, otras muchas de sus canciones a nadie resultan extrañas y otras, se encuentran entre las preferidas por una gran parte del público.
