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Cabecera Me Viene A La Memoria

Gigliola Cinquetti, 50 años de Eurovisión

San Remo y Eurovisión ayudaron a Gigliola Cinquetti en su lanzamiento artístico, pero ella, con su presencia, también contribuyó a incrementar el prestigio de ambos Festivales musicales.

Podría estar jubilada, viviendo de recuerdos, como tantas divas a las que el tiempo ha puesto su éxito en cuarentena; sobre todo cuando se ha superado el medio siglo desde el debut artístico; pero ella continúa en la brecha camino ya de los 70 aunque su aspecto físico se niegue a revelar algo que es evidente para un amplio sector de público que la hemos visto nacer para la canción y hemos seguido su trayectoria desde 1964. Aquellos tiempos en que todos éramos jóvenes y comprábamos sus discos.

Gigliola Cinquetti, a la que el cumplir años ha liberado de su prohibición para amar es de esperar que ahora no opte por la jubilación y que continúe como hasta ahora sobre los escenarios, en las televisiones y en los estudios discográficos, de la misma manera que lo ha hecho hasta el momento, aunque, retenida por su familia sobre todo, sea en menor medida que cuando era la número uno de Europa sin haber alcanzado la veintena de edad.

Su voz, como muy pocas veces ocurre con otras cantantes sin que ello les reste calidad, es de las que enamoran. A base de agradables melodías, de sencillez, de intimismo, de buen gusto, de limpieza y de no apartarse lo más mínimo del sonido que cada nota de sus canciones requiere según la concepción del autor; como si estuviera hablando. Así es como canta la Cinquetti, sin añadidos innecesarios, sin gritos difícilmente musicables ni adornos innecesarios; únicamente con su personalidad y su sensibilidad. De ahí que no se puedan sacar defectos a sus interpretaciones.

Con frecuencia suelo desplazarme a la Comunidad valenciana y es cuando renuevo los CDs en el aparato que lleva instalado el coche. Su capacidad es de 6, que son los que introduzco, pero sólo varían 5 de ellos buscando variedad de estilos y de voces; el sexto siempre está dedicado a Gigliola Cinquetti que aporta la tranquilidad y el relax imprescindibles para sentarse al volante durante 4 horas. (Los hay que aseguran hacerlo en menos tiempo) Con grabaciones de canciones típicas italianas, con canciones de Festivales, con boleros en compañía de Los Panchos, de su primera época o de momentos posteriores, pero, eso sí, de Gigliola Cinquetti. De tanto escucharlas he llegado a la conclusión de que no me decanto por ninguna de ellas como favorita; todas son mis favoritas, porque lo es quien las canta entre el enorme y variado abanico de cantantes de música ligera. De un amplio repertorio, una de las que mayor popularidad alcanzó en su momento y que, naturalmente, continúa interpretando en sus actuales actuaciones es “La lluvia”, con un desenfadado, persistente y alegre estilo rítmico.

Hay varias princesas en la música italiana, pero Gigliola es la reina como acabamos de escuchar al locutor. Una reina en toda Europa desde aquel momento en que Gigliola se alzó con el Primer premio del Festival de San Remo de 1964. Hace 50 años o si parece mejor medio siglo.

Llegó a él con sólo 16 años y no por casualidad, ya que hubo de superar varias pruebas eliminatorias enfrentándose a 125 candidatos entre los que se eligieron 10 finalistas. El público quedó asombrado con su voz y su interpretación, y en la votación se anduvo disputando el primer puesto con otro debutante, como ella, en aquella edición de San Remo. Era Bobby Solo al que se desclasificó por cantar en playbak, (debido a una faringitis que le afectó poco antes de salir a escena, parece ser que por “miedo escénico”) la que después fue tan popular “Una lacrima sul viso”. Ganó Gigliola imponiendo su nombre en la historia del festival italiano como uno de los más importantes e impulsando aún más su ya acreditada categoría. La canción, que desde ese mismo momento pasó a ser de programación constante y obligada en las emisoras de radio es de sobra conocida por el público de entonces y de ahora: “Non ho l’etá”.

http://www.youtube.com/watch?v=Utd9cHBPfRA&feature=related Desde aquel momento quedaron justificados los estudios musicales que su familia le proporcionó ya que recibió clases de piano desde los 5 años de edad, siendo reconocido su talento por todos sus profesores. Como venía siendo tradicional con todos los vencedores de San Remo, el mismo año participó en el Festival de Eurovisión. Lo hizo con el mismo tema (levemente retocado respecto a la versión primera ya que excedía en 19 segundos el tiempo marcado por la organización) y volvió a imponerse a todos sus adversarios sin que existiera ninguna duda en cuanto a la puntuación ya que se distanció notablemente de quienes la siguieron en la clasificación final. El impacto fue tal que los organizadores del prestigioso Festival italiano volvieron a contar con ella dos años después con otro tema que defendió emparejada con el más que famoso Domenico Modugno y que alcanzó notable popularidad internacional: “Dio come ti amo”. También esta canción representó a Italia aquel año en Eurovisión, que se celebraba en Luxemburgo, y Domenico Modugno, que la defendió, no obtuvo ni un solo voto.

No fue únicamente el público quien valoró los méritos artísticos de Gigliola Cinquetti. Artistas de la talla de Iva Zanicchi, Boby Solo, Paul Anka, Mina, o Maurice Chevalier hicieron pública su admiración por la joven cantante. Con el sansonniere francés incluso llevó a cabo una película –“Lección de italiano”– de las varias en que participó como actriz la artista de Verona. Verona fue su lugar de nacimiento, como lo fue de Julieta y de Romeo, y si hoy se recuerda a la joven pareja de amantes en la capital italiana desde la casa atribuida al domicilio de la enamorada, otro tanto debería hacerse en la de la Cinquetti incluyendo la referencia en los programas turísticos. Al decir de quienes conocen la actividad de la cantante, su ciudad natal es punto de destino siempre que sus quehaceres se lo permiten. En ella contrajo matrimonio y en ella nacieron sus hijos. Combinado con el ejercicio de su profesión y sacando tiempo de donde no existía, cumpliendo la infinidad de contratos que le surgieron, estudió Historia del Arte en Verona, alternando aula y compañerismo con estudiantes de la misma materia que manifestaban el mismo interés en la importancia artística de la ciudad como en poseer un autógrafo de la triunfadora de San Remo y Eurovisión. Tan importante la ciudad como la ciudadana.

Gigliola Cinquetti se hizo imprescindible en las emisoras de televisión de toda Europa, entre ellas España donde siempre fue objeto de admiración, provocando que muchas de las canciones las grabara en nuestro idioma. Entre otras muchas aquel número 1 del año 69 como “La pioggia” que hemos escuchado más arriba, o “La española”, un homenaje a la mujer española dicho en el idioma de la artista que nos ocupa.

No fue la única concesión a nuestro país ya que cantó un buen número de canciones en nuestro idioma. En unos casos objeto de traducciones y en otros tal y como fueron escritas. Es el caso de los boleros y canciones latinoamericanas que grabó con Los Panchos, como “Amapola”, “Lisboa antigua”, “Quizás, quizás, quizás” o “Bésame mucho”.

Otro tanto, aunque en menor proporción ocurrió con su vecina Francia a la que dedicó algunas de sus interpretaciones, como su versión de “La Bohéme” de Charles Aznavour o, en el idioma de Molière, el “Ne me quitte pas” de Jacques Brel que siempre ha tentado a todos los grandes intérpretes.

La vida de Gigliola Cinquetti, al margen de la mucha actividad que requiere el contrato permanente, el reclamo de las diferentes emisoras de radio y televisión, es una vida apacible dedicada a su familia, además de a su profesión. En su momento, la prensa rosa la adjudicó numerosos amores de los que dio nombres y apellidos, pero ella, celosa de su vida privada, nunca ha sido una especialista del “artisteo”, de la rumorología, ni asidua a los medios dedicados al corazón ni a los “paparazzis” que en Italia abundan tanto como por estas latitudes hispanas. Sin embargo, hubo un momento en que, al margen de su ideología, la que sea, fue utilizada con fines políticos. Fue en vísperas del Festival de Eurovisión correspondiente a la edición de 1974 que se celebraba en Brighton y también en vísperas del referéndum sobre la Ley del divorcio en Italia. La Cinquetti, una vez más, defendía a su país y lo hacía con una canción titulada “Sí” en la que no existía ningún mensaje subliminal encerrado. Los políticos, tan acostumbrados a la manipulación piensan que todo el mundo manipula y consideraron que ese título podía influir en la votación del referéndum con lo que, en un alarde de lo que llaman libertades, pero que únicamente se refiere a lo que ellos les apetece hacer y deshacer, decidieron no retransmitir el Festival hasta una semana después de celebrarse, dejando a los italianos sin ver cómo ganaba Abba con “Waterloo” ni cómo Gigliola se situaba en segunda posición. Encima, en justo castigo a la perversión de quienes concibieron la situación que, en aquel momento eran los demócrata-cristianos, en el referéndum se impuso el “Si”. Y no pasó nada. El mundo no se detuvo por eso y la Cinquetti siguió triunfando.

A estas alturas, el nombre de Gigliola Cinquetti es toda una referencia en la historia de Eurovisión, no sé si superado por algún otro artista. Incluso, fue presentadora del certamen en el 91, además de varias participaciones en él, vinculando aún más su nombre al eurovisivo Festival. Además de esa estrecha relación con Eurovisión y con San Remo, Gigliola continúa apareciendo en las televisiones europeas en las que se hacen programas musicales (por eso no se la ve en los platós españoles donde se ignora que existe un genero televisivo que es el musical) manteniendo la voz grave y acariciadora de siempre, con la misma elegancia, apoyando su mano en la cadera, con su eterno aspecto de timidez, manteniendo expresivos y abiertos sus enormes ojos negros y habiendo alcanzado la edad que para la gran mayoría es de obligada jubilación. Algo a lo que ella, de momento, renuncia y nos alegra. La seguiré escuchando al viajar en coche con lo que la tengo siempre presente. En este caso, sólo la cifra del medio siglo, tan simbólico aniversario de su debut y triunfo en Eurovisión es lo que me ha llevado a citarla, sin necesidad de que me viniera a la memoria porque su voz siempre la tengo presente.

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