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Cabecera Me Viene A La Memoria

SIMPLEMENTE PIAF, LA PIAF

Dentro de un par de meses o un poco más, se conmemorará medio siglo, cincuenta años ya, de una de las más sentidas desapariciones del mundo artístico. Para mí la fue y recuerdo perfectamente el momento, pero creo que fue un sentimiento general porque nadie puso en duda la verdad de su voz, de su sentimiento al cantar, de su arte, de su sensibilidad. Murió en el ya lejano otoño de hace 50 años, cuando su popularidad arrasaba y los temas que cantaba causaban estragos entre la multitud que la seguía por los cinco continentes. En Francia más, por supuesto, que Francia sabe aplaudir y proteger a sus artistas a los que convierten en ídolos. Èdith Piaf era uno de esos ídolos. Lo fue prácticamente desde sus comienzos.


Gran experta, sobre y por encima de todo, en cantar que hizo de forma autodidacta. Su fuerza y emotividad no podían sujetarse a ningún academicismo. Cantó sobre todo al amor al que dedicó todo un himno.


http://www.youtube.com/watch?v=ZKDDS7zhAzM


¿Hay alguien que al escuchar este himno tan desgarrado como lleno de delicadeza no se le eriza el vello?


¡Cuántas veces habré escuchado esta canción! ¡Cuántas veces la habré bailado en los guateques de juventud! (Si se le podía llamar bailar a estar quietos). Aquella voz surgía de una garganta privilegiada instalada en un cuerpo que apenas sobrepasaba el metro y medio. Su propietaria, desde aquel tocadiscos monoaural al que había que alimentar cada tres minutos, nos hacía ver todo de color de rosa mientras se hacía escuchar en la caída de la tarde dominical.


http://www.youtube.com/watch?v=kFzViYkZAz4


Edith Giovanna Gassion –Edith Piaf–, hija de un acróbata y una alcohólica y drogadicta cantante de cafés, cuya infancia transcurrió sin ningún tipo de atractivo al lado de su abuela que la crió más con vino que con leche y con total ausencia de cariño, supo desquitarse en su mayoría de edad. No sin haber pasado por la dura prueba de tener que ganarse la vida a base de cantar por las calles, a la que hubo de añadir una maternidad, cuando sólo contaba 16 años, que apenas duró una par de años ya que su hija falleció. La música y el amor lo fueron todo para ella y a las dos cosas se entregó con pasión. Superando toda clase de inconvenientes de salud. Sin importarle nada ni arrepentirse de nada como llegó a manifestar musicalmente.


http://www.youtube.com/watch?v=JKPvx38D4GM


“No, no me arrepiento de nada
Ni el bien que me han hecho, ni el mal
Todo eso me da lo mismo
No, nada de nada
No, no me arrepiento de nada
Está pagado, barrido, olvidado
Me da lo mismo el pasado…”


Quizá es algo que no todo el mundo pueda manifestar en voz alta, lo de no arrepentirse de nada. Desde luego, la letra de esta canción no pueden entonarla todos los políticos ya que no actúan por impulsos del corazón como Edith actuó siempre y que no es lo mismo que hacerlo por intereses espurios casi siempre. En esos impulsos de la Piaf había verdad que es lo que importa, porque el corazón nunca se equivoca. Con esa verdad de sus sentimientos es como la Piaff, el “pequeño gorrión” como la bautizó su descubridor, llegó a cautivar el corazón del cantante Jacques Pills (con el que contrajo matrimonio), como enamoró al ciclista Louis Gérardin “Totó”, a Ives Montand, a Charles Aznavour, al boxeador Marcel Cerdan, su amor más apasionado, a Théo Sarapo, a Georges Moustaki… Como persiguiendo aquello de lo que en su infancia estuvo tan ausente: el cariño. Aunque en muchas ocasiones sólo sea algo pasajero, el tener un/a amante aunque sólo sea por un día si ese día es apasionado. “Los amantes de un día”


http://www.youtube.com/watch?v=EBTIuFuS0LE


O cuando esa pasión se convierte en obsesión, en persecución del espíritu, día y noche.


http://www.youtube.com/watch?v=LfmguyDRBwU


Claro que, para conseguirlo, contaba con el escenario más apropiado y el mejor decorado que uno pueda imaginarse. El amor en cualquier sitio puede darse y recibirse, puede triunfar, pero mucho más si es en París, en sus calles, a la orilla del Sena, mirando sus tejados o simplemente, sin más requisitos escenográficos, bajo su cielo. “Bajo el cielo de París”.


http://www.youtube.com/watch?v=uOXzGtlLGgw


París vio morir a su ídolo en el otoño de 1963, cuando tan solo contaba 48 años, cuando las hojas de los árboles se hacen frágiles y también mueren.


http://www.youtube.com/watch?v=n2s2tPORlW4


Desde entonces la seguimos escuchando y desde entonces, ella ya no tiene que recurrir al alcohol ni otras sustancias que le den fuerzas para seguir cantando y para recordarnos que el amor existe. Estará, donde sea, cantando y amando porque era su destino ante la eternidad y porque hay artistas que, aunque parezca lo contrario, nunca mueren.

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