Acaba de cumplir 70 años, pero continúa manifestándose con la misma fuerza que mostró en la década de los 60 aunque entonces, el principal motivo de su manifestación era para contribuir al derrocamiento del sistema dictatorial en manos de Anastasio Somoza, lo que ocurrió en julio de 1979 bajo el impulso del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Me refiero al cantautor Carlos Mejia Godoy que se encumbró en el altar de la popularidad conjugando la música con la política. Por estas latitudes nuestras se han dado y se dan otros muchos casos en este tipo de alternancia y prácticamente en todos los casos con considerables beneficios para quienes lo han ejercido y ejercen, que son legión.
Beneficios económicos que, en definitiva y aunque digan lo contrario, es lo único que les importa a la práctica totalidad de estos revolucionarios de salón. El político en el poder ayuda con el dinero colectivo al “artista” que decide apoyarle a cambio de la ayuda que el “artista” ofrece con su capacidad de convocatoria (si no la tiene se le fabrica una a medida) que acaba por traducirse en votos de sus entregados fans. Si el político está en el poder las ayudas llegan en forma de subvenciones y contratos considerablemente remunerados. Si el político está en la oposición el apoyo requerido del “artista” llevará aparejada la promesa compensatoria una vez alcanzado el poder. Se practica ese ejercicio en la derecha y en la izquierda, aunque en el caso de ésta el agradecimiento en especie siempre es mucho más generoso. Hay artistas que no recurren a estos comportamientos y viven de lo que genera su trabajo a través de la taquilla, pero tan pocos que ni siquiera merece la pena relacionarlos ya que, además, siempre están expuestos a la tentación de dejarse seducir.
Personalmente opino malamente de los “artistas” que precisan de estos apoyos para llegar a un público que podría ser más amplio de no autolimitarse. Quiero decir que si el artista hace alarde de una idea política que no coincide con un grupo social, es como renunciar a éste. Lógicamente pasarán por taquilla quienes coincidan en pensamiento, pero en un caso y en otro el juicio artístico será inexistente. “Entre nosotros, ¿a mí qué? -dirá cualquiera de los “artistas” subvencionados- venga o no venga público yo ya he cobrado, que es de lo que se trata; además tengo firmadas galas para todo el verano”. Con ello, se hace un cine de pena, un teatro de llorar y una música no apta para oídos sensibles considerado desde el punto de vista del espectador. Un cine experimental, un teatro de vanguardia y una música avanzada desde el punto de vista de quienes su verdadera profesión se acerca más a la estafa que al arte y que algo tienen que decir para justificarse como profesionales en una actividad no reconocida.
Ocurre también que, en ocasiones, el artista en cuestión adquiere su prestigio con actitudes dirigidas al populismo, un arte fácil y comercial, ampliamente aceptado que, incluso, se aleja de su propósito mitinero y hasta logra fundir arte e ideología aunque no alcance niveles de genialidad. Uno de estos casos es el del nicaragüense que hoy nos ocupa con motivo de su septuagésimo cumpleaños desde los que sigue ocupando un primer puesto en la música ligera que, en su caso, lo es también folklórica y “revolucionaria” como lo ha sido a lo largo de toda su trayectoria tanto musical como política. Canciones, las compuestas e interpretadas por él al frente del grupo “Los de Palacagüina”, casi siempre de corte alegre y desenfadado como la que le llevó al máximo de su popularidad dentro y fuera de las fronteras nicaragüenses y muy propia para la época veraniega en que nos encontramos.
http://www.youtube.com/watch?v=w7Tw0w9_cAI
Antes de crear este tema y otros que han alcanzado popularidad siendo tarareados por multitudes, García Godoy comenzó a destacar con su obra “Alforja campesina” con canciones de contenido social, a la vez que adquiriendo un gran conocimiento de la música folklórica de su país. Por su actividad política colaborando con las fuerzas clandestinas de la izquierda nicaragüense que le crearon más de un problema, es por lo que decidió abandonar por algún tiempo la Nicaragua que tantas veces cantó instalándose (con el apoyo del sacerdote vasco Victoriano Arizti) en España que inauguraba nuevo régimen político mediada la década de los 70. España, donde contó con el apoyo y la ayuda del sacerdote vasco Victoriano Arizti, le acogió como persona y no menos como músico dándole oportunidades que Carlos Mejía no dejó pasar. Su protector, el citado sacerdote, fue objeto de dedicatoria en una de las canciones del trovador nicaragüense: “La viejecita de Mozambique”.
http://www.youtube.com/watch?v=0mTP9Kwr1BQ
El primer trabajo de Mejía Godoy en su nueva residencia fue un éxito fulminante tras su presentación en 1976 en la voz de Massiel: “María de los guardias”.
http://www.youtube.com/watch?v=s15_oEcg0T4
No son casuales las cosas en la vida artística de Carlos Mejía Godoy, ya que pertenece a una familia de artistas. Nació hace 70 años en Somoto, una localidad al norte de Nicaragua, cabecera del departamento Madriz. (Escrito con Z de toda la vida, que no es que lo haya bautizado a su estilo el afortunadamente olvidado Zapatero) Desde siempre manifestó su inclinación por la música y por las tradiciones de su país y ambas estudio e investigó. Las palabras utilizadas en sus canciones frecuentemente están extraídas del hablar popular, y por esa forma de “palabreyar”, es por lo que ha sido nombrado miembro honorario de la Academia Nicaragüense de la Lengua.
Con una problemática de protesta, encubierta bajo la apariencia de un tema infantil, es como Mejía Godoy se proclamó vencedor del Festival de la OTI de 1977 celebrado en Madrid. Lo hizo como autor, ya que en esta ocasión la voz la puso Eduardo González.
http://www.youtube.com/watch?v=IbDbziMjm1Q
Uno de los temas que siempre ha acompañado a Carlos Mejía a lo largo de su trayectoria profesional es uno cargado de simpatía y desenfado que, en su momento, alcanzó notable popularidad y que aún hoy se conserva en el recuerdo: “Clodomiro”
http://www.youtube.com/watch?v=j6ZC_2RpPsY
Son muchas y variadas las canciones que Carlos Mejía ha hecho populares en Latinoamérica y en España, pero su Misa Campesina es una de sus obras más cargadas de ambición artística, conocida en todo el mundo dada la temática escogida para su realización y que hoy forma parte de la música litúrgica, al mismo nivel que otras misas con música popular como puedan ser la flamenca, la luba, la criolla, la chilena… donde desaparece el concepto impuesto por Bach o Mozart con toda su solemnidad, para ser sustituida por el ritmo de las maracas, el rasgueo de las guitarras, el cruce de palmas o la sensualidad de las marimbas. Una caribeña, afincada en España, como es Elsa Baeza, además de otros cantantes españoles como Sergio y Estíbliz, Ana Belén, Miguel Bosé… contribuyeron en buena manera a popularizar esta Misa Campesina Nicaragüense concebida por Carlos Mejía Godoy y en que en buen grado colaboró el sacerdote, escritor, escultor, político, traductor y teólogo de la liberación Ernesto Cardenal.
http://www.youtube.com/watch?v=wq2lrrmsIr8
Las canciones de Carlos Mejía Godoy van acompañadas siempre de un punto de inquietud social más o menos visibles, algo que ya apareció en aquellos temas de sus comienzos musicales donde muchos de estos temas fueron creados para la organización revolucionaria del Frente Sandinista de Liberación Nacional, como lo fue el Himno a la Unidad Sandinista.
Mensajes en unos casos, expresiones directas en otros, la cuestión es que Carlos Mejía Godoy supo llegar a las bases más humildes y a las mentes más destacadas no sólo de Nicaragua sino de toda la América Latina y muchos otros rincones del mundo. Quienes no capten o renuncien al contenido literario que encierran las letras de sus canciones, siempre queda la música que nos ha aportado Mejía Godoy a quien hoy no se escucha en las emisoras de radio con la misma fuerza de hace unos años, pero que la sigue produciendo y proyectando para la sociedad de su país y la de todo el mundo con un mínimo de sensibilidad. Lo hace desde las varias organizaciones con las que colabora y de las que alguna preside, enfocadas a elevar el nivel social de su país. Entre otras la Fundación que lleva su nombre donde se llevan a cabo acciones de tipo cultural como conciertos o grabaciones, hasta programas de salud antidroga o de lucha contra el SIDA, que lo convierten en un centro tanto de arte como de cultura y hasta lugar de interés turístico, como en muchos de sus rincones y paisajes lo es la propia Nicaragua a la que siempre ha inspirado a Carlos Mejía Godoy a lo largo de sus 70 años recién cumplidos.