Al llegar a según qué edades se fija uno con más atención en los obituarios de la prensa. De vez en cuando te sorprende la desaparición de algún nombre popular y la sorpresa es mayor si el motivo de ver publicado un determinado nombre coincide con el de algún amigo. Si se trata de familiares te lo suelen comunicar directamente, aunque al día siguiente lo compruebas en la prensa como para confirmarlo. El caso es que hace unos días, ente los nombres de quienes nos habían dejado estaba el de Matt Mattox que, a la inmensa mayoría, no nos dice nada a no ser que, al seguir leyendo la noticia, nos enteráramos de que se trataba de uno de los bailarines de “7 novias para 7 hermanos”. Más allá de la pareja protagonista, los populares Howard Keel y Jane Powell, de entre las hermanas y los hermanos, el único nombre que trascendió fue el de Russ Tamblyn ya que participó en muchas otras películas, entre ellas “West side story”, siempre con su aspecto aniñado, aunque pasaran los años. Al documentarme sobre el bailarín fallecido he comprobado que se trataba de una auténtica figura de la danza, tanto en sus tiempos de intérprete en los que participó en numerosos musicales, como en su etapa posterior de coreógrafo y profesor, labor que realizó intensamente en Europa desde hace bastantes años, por lo que su nombre estaba un tanto olvidado en los escenarios de Broadway y en los platós de Hollywood de los que en 1954 salió “7 novias para 7 hermanos” y que casi 60 años más tarde continúa entusiasmando a todos los amantes del cine musical y sus canciones –motivo de Óscar en aquel 54– siguen siendo recordadas.
Cualquier motivo es válido para recordar esta película, bien sea por una reposición televisiva, por una sesión de cine casero o por algún comentario en conversación sobre cine. Aunque se estrenó en 1954, igual aquí no la vimos hasta 10 años después que, en aquellos tiempos, las fechas de estreno se diferenciaban mucho entre los Estados Unidos y nuestro país al que, por mucho que le queramos y defendamos, hay que reconocer que andaba un poco retrasado. ¡Qué, un poco! ¡Totalmente atrás! Por lo menos en los estrenos de cine procedentes del exterior. De nuestro cine es mejor no hablar; ni del de entonces ni del ahora. Ni de aquellas películas acogidas al Crédito Sindical ni de las actuales acogidas a la subvención con tema único e invariable y desarrolladas siempre por los mismos que ya saben de memoria cómo rellenar el formulario para pedir.
En la actualidad, que nos hemos vuelto mucho más profundos e intelectuales por mimetismo social, nos puede parecer una película edulcorada, pero eso es como los pasteles: que todos están edulcorados y sin embargo unos son mejores que otros. “7 novias…” es para muchos la mejor representación del cine musical. Y quien no opine de igual modo, que para todo hay gustos como han demostrado los votantes italianos en las recientes elecciones, no dudará en situarla entre las mejores.
Argumento agradable, canciones melódicas, pegadizas y bien interpretadas en cuanto a lo vocal y no menos en cuanto a lo coreográfico con alardes, incluso, de acrobacia en muchos momentos, paisajes de gran belleza, fotografía, romanticismo… Y final feliz, como es lógico. ¿Es que vamos a ir al cine a pasarlo mal?
