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Cabecera Me Viene A La Memoria

LOS XEY ERAN CINCO

Érase una vez una emisora de radio que en la noche de los sábados emitía un programa que aglutinaba, ante el receptor, a una inmensa mayoría de la población española. Ante el receptor, sí, porque entonces la radio se escuchaba como si se tratara de una oferta televisiva (impensable en aquellos años 50) ante ella, contemplándola; como esperando que de un momento a otro surgiera de la caja que conformaba el mueble, la persona que hablaba, o la que cantaba, si el momento era musical. La que hablaba, amén de otros varios locutores y presentadores en horas diferentes del día, la que hablaba, digo, en la noche de aquellos sábados sonoros era la de un locutor que en 1934 había llegado a la radio española procedente de su Chile natal: Bobby Deglané. Aquí, en España, se convirtió en el number one, a mucha distancia de quienes aspiraban al reconocimiento radiofónico, y ese primer puesto en el ranking de los presentadores supuso la creación de un estilo, de una escuela para muchos que, todavía hoy, se ganan la vida ante los micrófonos y para los que Bobby fue el maestro, que así nos dirigíamos a él en muchos momentos de confraternidad laboral. Afortunadamente tuve la ocasión de trabajar con él durante su corto periodo de permanencia en Radio Nacional y si algo sé de radio a él se lo debo, y si no sé más sólo a mí, que no a su magisterio, es achacable la poca capacidad de aprendizaje.


Como decía, en la noche de los sábados, la familia entera se disponía ante el receptor de radio para escuchar “Cabalgata fin de semana”, que así se titulaba el programa que presentaba Bobby Deglané. Dispuestos a que nos sorprendiera con su verbo, con la originalidad y dinamismo de los concursos que organizaba y sobre todo con la variedad y calidad de los artistas que desfilaban por el programa; tanto nacionales como extranjeros y todos precedidos del reconocimiento y el aplauso popular. Los grandes nombres de la canción desfilaban, semana tras semana, ante los micrófonos de la SER para ofrecernos lo mejor de su arte más las respuestas a las preguntas que Bobby les formulara. Eran, por otra parte, los tiempos gloriosos de la radio.


Todo este prólogo se debe a una petición que hace poco llegó hasta mí, sugiriéndome que hablara de los Xey. O sea, que las palabras precedentes son para ponernos en situación porque los Xey fueron habituales en las “Cabalgatas” de Bobby Deglané. Eran, con Gila, con Tip y Top y con algún otro, fijos en el programa. O fijos discontinuos, para ser más exactos.
 
Los Xey (no sé si en vasco xey equivale a seis, pero lo sugiere para quien sólo se defiende en español o castellano como también es conocido este idioma), el caso es que eran cinco. Al menos una vez que triunfaron, porque en un principio sí fueron seis y por eso se presentaron como “Doble trío vocal”. Era en el comienzo de los 40 en San Sebastián. Los contratos fueron surgiendo cosa que a alguno de sus componentes interesó conminas de futuro y a otros no, por lo que en el grupo se produjeron altas y bajas hasta asentarse y alcanzar el éxito definitivo. Un éxito que, siendo grande, compartieron con otros grupos de similares características y origen como eran Los Bocheros o Los Chimberos, todos contemporáneos. El público parece que se decantaba por aquel estilo musical, por otra parte tan frecuente por tierras vascas donde no es necesario impulsar a un grupo de amigos para que, en un bar, entonen con afinación y armonía alguna canción. Casi siempre a capela, aunque en ocasiones acompañados por un acordeón y alguna guitarra. Estos grupos mencionados y otros del mismo estilo optaron por la profesionalidad. Hicieron bien porque la opción supuso su medio de vida y la manera de engrosar considerable cantidades económicas dado el éxito y por consiguiente la cuantía de sus contratos. Contratos que se formalizaron tanto en España como en el extranjero, sobre todo en Latinoamérica. Los Xey, sin ir más lejos, marcharon a México con un contrato de tres meses que se prolongaron por diez años en Colombia, Perú, Panamá, Puerto Rico, Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Cuba, Venezuela y Estados Unidos, tanto en salas de fiestas como en teatros, emisoras de radio y de la incipiente televisión con el apoyo, además, de las grabaciones discográficas y alguna que otra película.


Fueron muchos los éxitos obtenidos con sus canciones y muchos han perdurado, bien en sus creaciones o en versiones de otros grupos, pero la que mayor popularidad alcanzó, casi sin dudas, fue la del menú. “Buen menú, señor”, creo que se titulaba.


http://www.youtube.com/watch?v=sYSlBj1VmWU


Extraordinarias voces, extraordinaria conjunción vocal, extraordinario buen gusto y extraordinaria armonía. Digo no saber el título auténtico de la canción ya que la misma discurrió por diversas vicisitudes en cuanto a su autoría. Al parecer fue compuesta por un alemán -Karlos Federico Zöllner- en los años 20 y se tituló “Der Speisezettel” . Así es como suena en alemán:


http://www.youtube.com/watch?v=9ki0nn7o5n0


Tenían más gracia Los Xey, sin duda y a ellos se debe la popularización del tema tras ser arreglado y traducido por el pianista Miguel Arregui en 1927 y cantada por la Coral del Ensanche, que todavía perdura desde su creación en 1903, aunque dedicada preferente en la actualidad al montaje de zarzuelas. El hermano de uno de los componentes de Los Xey se hizo con la partitura y la inscribió en la Sociedad de Autores como propia, lo que fue denunciado en 1946 por la citada Coral bilbaína. Que si era de unos o si lo era de otros, el caso es que no fue hasta 1954 que se dictaminó la sentencia al estilo salomónico. Se decidió el reparto al 50 por ciento y según y cómo, en unas ocasiones se llamaba “El menú” y en otras “Buen menú”. Hay quien prefiere identificarla como “esa canción del pollo asau, asau, asau con ensalada” y con ese criterio ha pasado a engrosar el repertorio de excursiones y espontáneas reuniones musico-vocales.


Pero lo del pollo no es todo. Los Xey, desde “Cabalgata fin de semana” o desde la discografía, popularizaron otros muchos títulos. Muchos de ellos todavía se recuerdan como “Si vas a Calatayud”.


http://www.youtube.com/watch?v=LPs6awWA1sI


O la de la señora baronesa, en cuyo palacio (porque las baronesas viven en palacios, qué menos) no había novedad aunque cayeran rayos y centellas que hicieran volar la techumbre. De aquellas viejas canciones de los Xey, si ç”el afilador” no alcanzó una excesiva popularidad, por los menos nos dejó para el recuerdo el dulce sonido de aquellas ocarinas con las que los profesionales del afilado anunciaban su presencia.


http://www.youtube.com/watch?v=-Av7Us4mnVA&feature=related


O “La rana”, todo un ejercicio memorístico a la hora de entonarlo con letra, para mantener el orden en que los distintos animales iban apareciendo y conformando el texto. Casi un trabalenguas.


http://www.youtube.com/watch?v=Ny6_kLxgN-8&feature=fvwrel


Y otro de los grandes éxitos de los Xey, lo que supuso que se incorporara a la banda sonora de la película “Historias de la radio”, en la que también intervenía el más atrás mencionado Bobby Deglané “Oh, Pepita”.


http://www.youtube.com/watch?v=ioEhO23VPaE


Fueron muchas más las canciones que los Xey popularizaron, difíciles en muchos casos de encontrarlas más de 50 años después. Algunas, ya digo, se continúan tarareando y por su gracejo o su musicalidad han sido bien recibidas por las nuevas generaciones. Para nosotros, los que militamos en Mayormente, el recordarlas supone también recordar una época que, como casi todo lo referido a nuestra infancia, tiene su base en la radio: “Cabalgata fin de semana”, con Bobby Deglané al frente de ella. Allí se cantó, entre tantos y tantos temas, conocidos o estrenados, el popular “Me lo dijo Adela”.


http://www.youtube.com/watch?v=gnE8o_hGsP4 

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