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Cabecera Me Viene A La Memoria

TRES TRISTES DESPEDIDAS

Desde la aparición del anterior en el que dábamos nuestro último adiós a Miliki, se han producido otros tres acontecimientos similares. Es muy probable que, incluso, hayan sido más, pero los tres a que me refiero nos trasladan a otra época cuya distancia da origen a expresarse con un “me viene a la memoria”. Son tres personajes, cada uno en su estilo y con sus características con respecto a la popularidad, que cuentan (contaban) sobre sus espaldas con un amplio bagaje de referencias artísticas que les llevaron a alcanzar un enorme éxito. Uno desde su bonhomía (la suya y la de sus personajes), otro desde la maldad (la de sus personajes, igualmente) y el tercero sobre el impacto de su quehacer en los aspectos sentimentales del público. A esas características para su identificación corresponden los nombres de Tony Leblanc, Larry Hagman y Juan Carlos Calderón. A estas alturas poco cabe decir, ni siquiera añadir, acerca de estos tres aliados con la popularidad y la fama. Todo se ha dicho de ellos con motivo de su definitiva despedida, como anteriormente, que es cuando verdaderamente tienen valor los elogios, cuando por razones de sus respectivos quehaceres artísticos eran noticia frecuente en los medios de comunicación.


La historia del cine, el teatro y la televisión en España no se puede escribir sin mencionar el nombre de Tony Leblanc, ya que la suya ha sido una larga vida dedicada a hacernos reír acompañándonos desde el escenario o desde las pantallas, grande y pequeña. Una vida tan larga que ha superado los 90 años, además en activo. Únicamente estuvo apartado de su profesión durante una temporada en que un grave accidente padecido en 1983 (tan grave que en una edición del Telediario se comunicó su fallecimiento) limitó su capacidad de movimiento obligándole a permanecer en una silla de ruedas, además de obligarle a realizar cerca de 40 visitas a los talleres de reparación, conocidos por el vulgo como quirófanos. Sólo la oportunidad que casi cuatro lustros después le brindó Santiago Segura para intervenir en su “Torrente”, le alivió de todos los males y le reincorporó a la vida de los platós y el contacto con el público que, a pesar del paréntesis laboral, no le olvidó en ningún momento. Los que se dedican a eso de dar premios le habían considerado ya tan apartado que le homenajearon con un Goya honorífico, como se hace siempre que uno ya no es capaz de sostenerse en pie ni supone peligro de competencia. Tony Leblanc lo aceptó, como es lógico, pronunciando todas esas palabras que el agasajado siempre pronuncia con lágrimas en los ojos, consciente de que le queda poco de andar por este mundo, pero Tony, como especialista que es de la risa, se rió de todos los académicos y hasta de sí mismo, recuperándose, vamos a decir que plenamente, para sorpresa general. Y ahí ha estado hasta el último momento, con los 90 años superados, con sus películas y sus series televisivas, haciendo gala de su vis cómica, de su facilidad de gesto y de su particular forma de expresarse verbalmente marcando las frases y cargándolas de intencionalidad según las exigencias del papel o las que él consideraba que así lo requerían. Razones, todas ellas, por las que los académicos de los Goya y sus compañeros de profesión hubieron de volver a reconocerle con un nuevo galardón, aunque esta vez como mejor actor.


Actor iniciado en el baile y la canción ya que bailaba y cantaba, cosa que en más de una ocasión demostró en la compañía de revistas de Celia Gámez. Un género, el de la revista, que ejerció durante muchos años contratado unas veces o con compañía propia en otras, donde desarrolló todo tipo de actividades: actor, bailarín, cantante, director, autor del libro y de la música y en otro orden de cosas empresario teatral, además de productor cinematográfico, porque el cine no tardó en interesarse por su quehacer una vez implantado en las lides de los escenarios. Una demostración de todas estas actividades en las que el éxito le acompañó es, dentro de la de músico, el pasodoble “Cántame un pasodoble español” que alcanzó elevadas cotas de popularidad y que hoy todavía se sigue escuchando sin que el paso del tiempo le haya afectado lo más mínimo a su lozanía.


http://www.youtube.com/watch?v=IKYxX02QR8E


Además del teatro, el cine proporcionó a Tony Leblanc numerosos títulos que impactaron en el público como “Las chicas de la Cruz Roja” o “Los tramposos” –auténticos impactos taquilleros– donde empleó todos sus recursos de comicidad para llevar a cabo el conocido “timo de la estampita”  que, todavía, a estas alturas del siglo XXI, se sigue produciendo entre desaprensivos timadores y recién llegados a la capital procedentes del medio rural.


http://www.youtube.com/watch?v=cJnXMYy3Q2E


La televisión fue otro de los medios desde el que el actor madrileño se acercó con frecuencia al público con sus sketchs de los varios personajes que creó para tal fin, como aquel boxeador “Kid Tarao” cuya frase favorita era repetida por el público en general: “de la Casa de Campo al gimnasio y del gimnasio a la Casa de Campo” o las andanzas de “Cristobalito Gazmoño”. 


http://www.youtube.com/watch?v=_kgFrI3lNhA


También se atrevió con personajes de mayor envergadura interpretativa, como cuando se convirtió en “Don Mendo” para el que se precisa algo más que poner gestos o falsear voces, ya que el citado personaje exige al actor dotes dramáticas que, en este caso, es la forma de convencer al público desde un texto humorístico y hasta disparatado. Por ello es que en tantas ocasiones el papel creado por Muñoz Seca ha sido interpretado por actores de los llamados “serios”.


http://www.youtube.com/watch?v=TpNlUWDBYho&feature=relmfu


La mala suerte del accidente del que fue víctima le obligó a suspender todo tipo de actividad profesional y recluirse en su casa sometido al cuidado de su mujer y sus ocho hijos y recibiendo el interés constante manifestado por todos sus compañeros ya que se ha tratado de uno de los pocos casos en que toda una profesión –a pesar de las especiales características que afectan a este gremio bien por competencia o por envidia– le ha admirado y ha disfrutado de su amistad como ha quedado demostrado hasta el último momento de su presencia en este mundo en el que se dedicó a hacer feliz al prójimo con su humor.
                           
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Todo lo contrario es el caso de otro de los personajes coincidentes en su desaparición, Larry Hagman, cuya popularidad la alcanzó manifestando su propia maldad, mejor dicho, la del personaje que le encumbró que no fue otro que el odiado J.R., el más malo de todos los malos –que eran un montón– de cuantos aparecían en la serie televisiva “Dallas”, incrustada en la memoria colectiva de nuestro país y de todo el mundo debido a su larga permanencia en las pantallas de televisión, lo que dio ocasión a que en algún momento todos hayamos posado nuestra vista en sus personajes y los retorcidos comportamientos que manifestaron con su falta de escrúpulos, su ambición y su ansia de poder.


http://www.youtube.com/watch?v=GZV3365a7Ew  


El tiempo ha acabado por demostrar que lo de tanta maldad era cosa de los guionistas y por lo tanto pura ficción. Los actores de la serie no eran como pretendían aparentar desde sus respectivos personajes, como ha quedado demostrado en los últimos momentos de Larry Hagman en que algunos de sus compañeros de reparto ante las cámaras y amigos tras ellas, permanecieron en el hospital a su lado, junto a la familia del actor, hasta el final.


Un fin vital ya que como intérprete le volveremos a ver desde enero –al menos en los Estados Unidos–en los nuevos capítulos de la serie retomada recientemente, tras el impacto que produjo en el mundo entero desde finales del 78 y sin interrupción hasta el 91. En España su permanencia en la pequeña pantalla fue algo más corta ya que abarcó el tiempo comprendido entre el 79 y el 82 en la 1ª Cadena, aunque posteriormente se pasó por algunos canales autonómicos. Con la desaparición de J.R. es de suponer que los guionistas, caso de seguir la serie, den por finalizada los enfrentamientos familiares dado que el resto de personajes no le alcanzan en cuanto a falta de escrúpulos.


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El tercer personaje de los que en estos últimos días han abandonando este mundo es tan conocido o más que los anteriores, aunque no exactamente él, sino sus canciones. Los compositores apenas son identificados por el público, como ocurre con los escritores y los pintores. Son sus obras las que el público identifica por lo que la popularidad no es tanta como ocurre con un actor o un cantante que muestran su trabajo exponiendo el rostro. Así y todo, Juan Carlos Calderón mantenía un alto nivel de identificación, seguramente por sus muchas actuaciones televisivas batuta en mano en unos casos o ante el teclado de un piano en otras.


Se inició en el mundo del jazz, un estilo que nunca abandonó, pero fue su faceta de compositor y de arreglista la que la proporcionó la gran popularidad de que gozaba. Muchos intérpretes, pero sobre todo Nino Bravo, se vieron beneficiados en el resultado final de sus canciones gracias a los arreglos que para ellos hizo el músico cántabro. “Libre” o  “América” lo confirman.


http://www.youtube.com/watch?v=iTDcmDpc6JM 


Gran número de artistas eligieron a Juan Carlos Calderón como complemento necesario para el desarrollo de su actividad, bien utilizando sus creaciones o encargándole los arreglos, lo que hace enormemente extensa su relación discográfica tanto entre artistas españoles de los que Camilo Sesto no es más que un ejemplo entre tantos, como latinoamericanos y lo demuestra igualmente los muchos que se han servido de la inspiración calderoniana como es el caso, entre otros de Luis Miguel o en los Estados Unidos de Herb Alpert. 


No obstante, si un grupo musical ha estado íntimamente ligado al quehacer de Juan Carlos Calderón ha sido, sin duda, Mocedades para el que compuso y produjo durante más de diez años. Un extenso trabajo de colaboración en el que cabe destacar el gran éxito forjado en 1973 tras su participación en el Festival de Eurovisión: “Eres tú”. El tema, versionado por infinidad de grupos, solistas y orquestas de prestigio internacional, ha sido uno de los pocos de la música española que ha obtenido un puesto en las listas de ventas norteamericanas logrando superar el millón de ejemplares vendidos en su versión original. En Luxemburgo los votos no permitieron superar el segundo puesto, aunque fue la canción que mayor popularidad alcanzó.


España: canción “Eres tú”. Canta “Mocedades”. Autor Juan Carlos Calderón. Dirige la orquesta el autor.


http://www.youtube.com/watch?v=FfX-KSbfIz0


Hasta el último momento el popular músico anduvo sumergido en su mundo de sonidos y de corcheas, pero una insuficiencia  cardiaca le impidió continuar plasmando su imaginación y su talento en las partituras y, quién sabe, si eliminando la posibilidad de volver a Eurovisión o a la OTI o, resumiendo, a su contacto directo con el éxito que tantas veces conoció en vida.

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