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Cabecera Me Viene A La Memoria

AQUELLOS TIEMPOS DEL CUPLÉ

Después de los dos posts últimos, los dos en plan retro total, aún podemos rizar el rizo con un tema parecido y que igualmente nos traslada a nuestros tiempos de juventud. En muchos casos hasta de infancia. De una u otra forma, tiempos que nos vienen a la memoria. Son aquellos tiempos del cuplé. “Pero ¿qué dices, si cuando el cuplé apenas habían nacido mis padres?” Pues es verdad, son tiempos que corresponden a nuestros abuelos, incluso, pero que musicalmente llegaron al nuestro y hasta podría decirse que, de alguna forma, se mantienen presentes en la actualidad.
Lo que nuestra memoria nos trae son “Aquellos tiempos del cuplé”, sí, que era el título de un programa de radio de la SER. “La Sociedad Española de Radiodifusión, a través de su cadena de emisoras propias y asociadas, presenta a Carmen Martínez y Antonio Alfonso Vidal con Lilian de Celis en “Aquellos tiempos del cuplé”. Era poco después de la comida, o durante ella si se comía tarde, a eso de las tres de la tarde, después del “parte”, que todavía se conocía así al boletín informativo. Mi padre nos mandaba callar a los cuatro hermanos a los que aquellas canciones nos traían totalmente sin cuidado y para él suponían un retorno a su juventud, supongo, porque se las sabía todas aprendidas en directo porque no eran tiempos de poseer un gramófono. Yo también, procedentes de la versión radiofónica o de la paterna, me las aprendí de tanto escucharlas, como la tabla de multiplicar. Y con el paso del tiempo ni unas ni otra se nos han olvidado. Se agarraron a la mente con fuerza y en ella se mantienen a pesar del tiempo transcurrido.

Porque el programa radiofónico se remonta nada menos que a 1953 y en él se dio a conocer una joven cantante –Lilian de Celis¬– a la que se encomendó la tarea de recuperar, a través de su voz, los cuplés que se cantaban en los años 20. Los cuplés que hicieron famosos Raquel Meller, La Fornarina, La Goya o La Chelito a través de títulos como “Los puentes del Sena”, “El relicario”, “Al Uruguay”, ”Mamá cómprame unas botas”, “La chica del 17”, “Polichinela”, “Batallón de modistillas”, “Flor de té”, “Las tardes del Ritz” y quizá como emblema de un estilo y toda una época musical, “La violetera”. Fue tal el éxito del maestro Padilla y Raquel Meller con este tema que Charles Chaplin propuso a su intérprete participar en el reparto de “Luces de la ciudad”, cosa que no aceptó la cantante aragonesa. “Charlot”, a pesar de la negativa incluyó la canción en la banda sonora como tema principal de la misma atribuyéndose la autoría en los rótulos de crédito. José Padilla le demandó y ganó el juicio. ¡¿Qué es eso de apoderarse del talento ajeno por muy Chaplin que se sea?! Hasta ahí podíamos llegar.

Lilian de Celis, con su voz aguda de soprano defendió esta canción, como todas las demás, manteniendo la forma típica que el estilo requería aunque imponiendo su personalidad como intérprete.

http://www.youtube.com/watch?v=reV-0Rri-dc

Una personalidad descubierta por el maestro Indalecio Cisneros a quien tanto debe la zarzuela en cuanto a grabaciones discográficas de cuyos arreglos y dirección se encargó en 140 ocasiones. Él, además de director musical en una discográfica, dirigía la orquesta de Radio Madrid en el programa “Aquellos tiempos del cuplé” al igual que en “Cabalgata fin de semana” y otros muchos programas de esta emisora en la que permaneció durante diez años, en cuyo tiempo surgieron, además, las grabaciones de cuentos clásicos con la participación de las voces de los actores que componían el cuadro artístico de la misma: Matilde Conesa, Pedro Pablo Ayuso, Teófilo Martínez, Juana Ginzo, Joaquín Portillo, Joaquín Pelaez…, que consiguieron versiones que no han sido superadas de “Los dos conejos”, “La lechera”, “La ratita”, “La cigarra y la hormiga”, “El enano saltarín”… También, bajo su dirección musical, se inició el Festival de Benidorm. Bien, pues el maestro Cisneros se dio una vuelta por el Conservatorio de Música de Madrid y allí descubrió a Lilian de Celis que se encontraba como alumna en él preparando su voz para cantar y declamar. Lo hacía, a la vez que estudiaba Comercio.

“Aquellos tiempos del cuplé” no tenía más pretensiones que cubrir una etapa navideña con el patrocinio de un conocido turrón. Sin embargo fue tal el éxito que su programación se vio prolongada en el tiempo. Nadie quita mérito al guionista del espacio ni a los actores que interpretaban los diferentes sketchs, pero el verdadero éxito lo proporcionó la música y la voz de Lilian de Celis que trajo un aire nuevo para los decadentes y dobleintencionados cuplés.

http://www.youtube.com/watch?v=oXeKzUNFrlg 

“… que se acuerde del refrán” o “que se moje el tralará”, que de las dos formas se ha versionado este cuplé por aquello de la censura.
El cuplé, un género musical ejecutado casi siempre por mujeres y presenciado, también casi siempre, por hombres de toda condición social, no requiere de un determinado ritmo musical. Hay cuplés a ritmo de pasodoble, de vals, de schotis, de charlestón… El compositor adapta su inspiración a las necesidades de las letras unas veces cargadas de romanticismo, otras de crítica y en otros casos referidas a la actualidad. En “El relicario”, por ejemplo, nos encontramos con un pasodoble con todas sus características. Pero, claro, no es cuestión de aportar alegría rítmica cuando el torero se está muriendo en el ruedo. Así, el principio se expone alegremente cuando la protagonista va por El Pardo en un día de San Eugenio. El final mantiene la misma rítmica, pero mucho más lento dado el carácter trágico del argumento. Aunque cada intérprete, como es lógico, hace su versión de la manera que más le agrada.

Donde apenas caben opiniones es en los ritmos rápidos como es el caso del foxtrop donde toda la gracia está, precisamente, en esa alegría rítmica.

http://www.youtube.com/watch?v=RHi52lxp8TI&feature=related

Tampoco cabe variar demasiado sobre el concepto del autor en un ritmo cadencioso como pueda ser el schotis, que, según los cánones de la chulería ha de ser marcado.

http://www.youtube.com/watch?v=MxOe5b3d3Bc

¡Que sí!, que es como terminan los schotis. El vals también requiere de su cadencia y para ello, nada mejor que imaginarse navegando por el Sena bajo los puentes que lo adornan en su recorrido parisino.

http://www.youtube.com/watch?v=cbWbWN9vvVQ&feature=related

Claro que no todo han de ser tragedias amorosas ni romances. En muchas ocasiones el cuplé es puro desenfado.

http://www.youtube.com/watch?v=UtkG-nSwBAg

La capital francesa siempre ha supuesto un recurso para los letristas de cuplés, entre los que destacó Álvaro Retana a quien se deben muchas obras de teatro y novelas además de abundantes argumentos cupletísticos,. Por ejemplo “Batallón de modistillas”. Si es un batallón, lógicamente ha de manifestarse a ritmo de marcha.

http://www.youtube.com/watch?v=tGyA_cbfxDI

Podríamos poner infinidad de ejemplos tanto de letras como de música para referirnos al cuplé, un género nacido a finales del siglo XIX como una evolución de la tonadilla del XVIII y confirmado en el primer cuarto del XX en una España de cafés cantantes, de tertulias, de opiniones apasionadas sobre los precios o sobre el largo de las faldas, de pasión taurina por Joselito o Belmonte y de disputas constantes entre liberales, conservadores, republicanos y monárquicos. Una España, sin embargo, alegre y desenfadada que se entregaba con fruición al cuplé y admiraba a las cupletistas

Hoy no quedan ni unos ni, apenas, otras. Únicamente el recuerdo ni siquiera vivido plenamente. Tan sólo el intento de recuperación que en nuestra infancia y juventud intentaron sus últimos defensores a través de programas de radio, películas y algún que otro espectáculo teatral. Un intento, fructífero por demás, iniciado en el programa “Aquellos tiempos del cuplé”, con Lilian de Celis, al que siguieron “El último cuplé” o “La violetera”, en el cine, donde Sara Montiel reverdeció el género musical favorito de nuestros abuelos.

Afortunadamente, además de las grabaciones discográficas que nos mantienen conectados con su arte, ambas artistas continúan entre nosotros. Lilian (1939), en su Asturias natal, donde hace poco se le rindió un merecido homenaje, tras un largo periodo en tierras mexicanas donde alcanzó notable popularidad en la canción y en el cine, y la Montiel (1928), toda una leyenda de nuestro cine, con sus apariciones televisivas, con sus andanzas amorosas y…fumándose un puro.

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